Pau Gasol podrá lucir con orgullo el segundo anillo de campeón en su mano. El anillo que preservará su memoria en la NBA. Su contribución a la conquista del título número 19 de la historia de los Lakers, en una apasionante final frente a los Celtics (83-79 en el séptimo partido) llevada hasta las últimas consecuencias, fue fundamental.

Igual que hace un año frente a los Orlando Magic. Kobe Bryant se llevó el reconocimiento como el MVP de la serie. Pero la actuación de Gasol, con 19 puntos y 18 rebotes en el definitivo encuentro, dio argumentos de sobra para que fuera compartido.

En cualquier caso, tampoco es una de las preocupaciones del jugador barcelonés, que estalló de emoción sobre la cancha, igual que el resto de los Lakers tras una pelea que los ha llevado al límite de sus fuerzas. "Kobe se lo merece mucho más", zanjó Pau, abrazando con fuerza el trofeo que colma sus sueños.

Pau Gasol tiene muy definidas sus prioridades. Y su libro de ruta pasa por engrandecer un palmarés que, conforme pasan los años, brilla cada vez más. Ya es uno de los más grandes. Una estrella, sin duda, en el mejor equipo del mundo.

UNA NUEVA ERA Los Lakers cerraron el círculo a una temporada imborrable con un triunfo frente a los Celtics, a los que ya discuten la hegemonía en la NBA. En el cómputo global, el equipo de Boston aún domina con 17 títulos frente al 16. Pero en el balance de la década, no resiste la comparación: cinco para los californianos desde 2000 y uno para su rival.

Es una nueva era para el equipo que va ligada al aterrizaje en Los Angeles de Gasol hace dos años y medio. Desde que llegó, los Lakers han disputado tres finales seguidas y han conquistado dos títulos.

"Es un triunfo que tiene un sabor muy dulce. Es increíble después de tanta tensión y emoción. Resulta mucho más especial al haberlo logrado frente a Boston por la rivalidad que tenemos. Y para nosotros, además, significa quitarnos una espinita por la final del 2008", explicó Pau después de otra actuación memorable que lo reafirma en la jerarquía de la Liga. "No tengo palabras suficientes para hablar de Pau", fue el elogio que le lanzó Bryant al final.

Con él y con Gasol renovados hasta el año 2014 con cifras multimillonarias, los Lakers tendrán que despejar ahora la incógnita de la continuidad de Phil Jackson, una cuestión que el propio técnico, con muchos problemas físicos, ha aplazado hasta la próxima semana.

El premio del segundo anillo le llegó a Gasol a y los Lakers después de un electrizante séptimo partido de la final, que ya pasará a formar parte de los clásicos de la NBA. El título dio paso a una explosión de felicidad sobre el parquet del Staples Center y también en las calles de la ciudad, con algunos incidentes. El lunes, los Lakers tienen previsto un un desfile de celebración.

Algunas lágrimas se le escaparon al jugador español. Lágrimas de felicidad que enjugó rápidamente con el abrazo de los suyos. A su lado, en la cancha, nada más concluir el partido, estuvieron sus padres Agustí y Marisa, sus dos hermanos, Marc y Adrià, y también su novia, Silvia.

Para ellos fueron las primeras palabras, mientras aún se desarrollaba la rutilante fiesta de coronación en el Staples Center. Pero también las tuvo para Kobe Bryant, uno de sus cómplices, y para el veterano Derek Fisher, la voz del vestuario, con quien ha vivido la experiencia de dos títulos consecutivos.

LA DERROTA QUE LES MOTIVO "Los dos son muy buenos y te dejan muy buen sabor de boca", reconoció el jugador barcelonés, de 29 años, haciendo una comparación de las sensaciones de un año a otro. "El primero siempre es difícil, pero este ha sido más complicado y el conseguirlo en un séptimo partido y frente a Boston lo dice todo. Ha sido durísimo y hemos tenido que luchar desde el principio a fin", opinó el jugador catalán, para reconocer que los Lakers de no haber perdido la final del 2008 ante los Celtics, no estarían ahora donde están.

"Posiblemente hemos ganado estos dos títulos por el dolor que provocó aquella derrota", declaró el español, indudablemente ayer el hombre más feliz del mundo en el universo de la NBA, donde él brilla con luz propia.