Será otro año de desastre en el fútbol extremeño. Y es que, de no mediar un auténtico milagro deportivo, Cacereño, Mérida y Villanovense se marcharán a final de temporada a la Tercera División. Los tres clubs están completando un mal año, lleno de problemas de todo tipo aunque, en el caso del Villanovense, sus carencias de modesto hacen más lógico el desenlace final.

Matemáticamente ninguno ha descendido todavía, pero a falta de cuatro jornadas, el Betis B se ha distanciado a cinco puntos del Cacereño, que sigue siendo el que más opciones todavía. El Mérida podría haber bajado ayer, pero respira algo con su triunfo ante los verdes, aunque es evidente que ello es engordar para morir, que diría el tópico.

El caso del Cacereño se veía venir. Ojala llegue el milagro al que aludía antes, pero es evidente que la situación no invita al optimismo, ni mucho menos. La planificación de esta temporada, se ha demostrado por enésima vez, ha sido errónea vista desde cualquier prisma y diga lo que diga el director deportivo. La apuesta Ismael Díaz-Félix Campo ha naufragado con estrépito. Y la consecuencia ya se sabe: el terrible infierno de la Tercera División espera.