ESPANYOL: Kameni; Zabaleta, Jarque, Torrejón, Clemente Rodríguez; Moisés Hurtado, Angel; Valdo (Coro, min. 65), Riera (Moha, min. 88), Luis García (Jonathan, min. 78) y Tamudo.

BARCELONA: Valdés; Puyol (Zambrotta, min. 71), Milito, Márquez, Abidal; Touré Yayá, Xavi, Gudjohnsen (Ezquerro, min. 72); Messi, Iniesta y Bojan (Ronaldinho, min. 65).

GOLES: 0-1, min. 6: Iniesta. 1-1, min. 69: Coro.

ARBITRO: Pérez Burrull (comité cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a Jarque, Puyol y Clemente Rodríguez.

INCIDENCIAS: Minuto de silencio.

En un derbi vibrante, la intensidad del Espanyol acabó por congelar al Barcelona (1-1), incapaz de cerrar el partido cuando lo tuvo al alcance de la mano gracias a la extraordinaria inspiración de Messi.

El clásico barcelonés acabó en tablas porque el Barça no supo imponer su jerarquía sobre el partido. Se dejó igualar por el empuje del Espanyol, un equipo de menor rango, pero con más sangre en las venas.

A falta de Ronaldinho, nuevamente en el banquillo por decisión técnica, por primera vez en el campeonato de Liga, Messi sostuvo al Barcelona. Pero el brillo del argentino no le alcanzó al equipo azulgrana.

Le faltó al conjunto azulgrana pegada y capacidad de definición pese a su línea de ataque, formada por tres gourmets, Bojan, Iniesta y el propio Messi.

Muy pronto se vio el Barça con ventaja. Demasiado pronto, a tenor de cómo se desarrolló el partido. En el minuto 6, Messi dinamitó el derbi. De la nada, el argentino se inventó el gol. Con el balón cosido al pie, tumbó a Clemente Rodríguez y Torrejón, que se movieron a cámara lenta en comparación con la punta de velocidad del delantero azulgrana, un maestro en el cambio de ritmo.

El balón, retrasado desde la línea de fondo, lo remató con suavidad Iniesta, encargado de firmar una jugada de delicatessen de su compañero.

El gol rompió todos los planes del Espanyol, desbordado por las circunstancias, incómodo en su propio estadio y desconcertado frente a la solvencia azulgrana.

MOMENTO DE CAMBIOS El descanso le sentó fatal al equipo azulgrana. Le cortó el ritmo de su juego y la inspiración de sus mejores hombres. Enfrente, el Espanyol firmó un auténtico auto de fe. A falta de inspiración futbolística, el equipo de Valverde le imprimió una marcha más al partido.

Apareció Ronaldinho en el partido, pero su entrada fue sintomática. Tres minutos después de que el brasileño saltase al césped, el Espanyol empató.

Al final, ambos equipos dieron por bueno el empate en un partido de alto voltaje, jugado siempre a la velocidad que requieren los derbis. Al Espanyol le cabe el consuelo de haber remontado un partido que pintaba muy feo. El Barça recuperó por momentos sus mejores sensaciones, pero acabó diluido por la fuerza de un equipo con más corazón.