«Estuvimos juntos por la noche, viendo el partido del Barcelona, con Javi González, ahora en el Amanecer, y Joserra, que es de mi equipo». Pablo Margallo, la estrella del Diocesano juvenil, explica que durante el pasado domingo estuvo dando ánimos a su amigo Fran Viñuela, lesionado en la segunda parte del Arroyo-Cacereño.

Margallo, que el pasado sábado volvió a ser determinante (hizo los dos tantos en el 2-1 del equipo de Adolfo Senso al Alcobendas) cuenta que su relación con Viñuela es muy estrecha desde que coincidieran el año pasado en el equipo de División de Honor. «Es mejor él. Va a llegar donde quiera; yo se lo he comentado muchas veces ya», dice distendidamente el más joven, natural de Montánchez, sobre el de Villafranca, que este año ya es futbolista ‘senior’. Lo que es evidente es que llevan vidas paralelas, ya desde el número: en el inicio de temporada lucían el 7, aunque el año anterior, evidentemente, esa coincidencia no podía producirse por razones obvias.

Consejos y tranquilidad

«Le dije que estuviera tranquilo, que se iba a recuperar bien», relata el futbolista del juvenil colegial mientras Viñuela esperaba las pruebas para conocer el alcance de su lesión. «Estoy bien jodido. Esta tarde (por ayer) y mañana (por hoy) me las hacen; espero que sea poco», apuntaba el futbolista verde, que, en efecto: a última hora de la tarde conocería el diagnóstico definitivo: rotura fibrilar, que le mantendrá en el dique seco un plazo mínimo de tres semanas.

Ambos comparten, además del fútbol, ratos fuera del deporte, y se conocen y admiran mutuamente. «Ojalá», expresa cuando se le plante la posibilidad de que ambos compartieran club de primer nivel en el futuro. Margallo, generoso, pronostica que su amigo jugará en Primera División. «Lo tiene todo; la velocidad, la potencia, el tiro…; es muy bueno» y añade que él es realmente extremo, y no un ‘9’ clásico, como lo sitúa Luis Américo Scatolaro, que ha reiterado que es ahí donde se puede lograr el máximo potencial.