En los tiempos que corren, en los que se vive apresuradamente con pocos momentos de quietud, y en los que se mira más el hoy que el mañana, la paciencia se ha convertido en una virtud al alcance de unos cuantos privilegiados. Pocos son los que se paran a mirar las cosas con perspectivas de futuro, planteándose objetivos a medio-largo plazo y a vivir el presente con la calma necesaria para llevar adelante los proyectos y retos planteados, ya sean en el ámbito personal o en el laboral.

El baloncesto, como cualquier otro deporte profesional, es resultadista. Es un deporte sin memoria, en el que no puedes vivir de los éxitos pasados ya que una derrota hoy puede llegara a suponer un drama mañana. Cada curso hay varios ejemplos de equipos que, transcurridos un par de meses de temporada ya han cambiado de entrenador, americano y como te descuides, hasta de utillero. Suelen ser los equipos que mantienen la calma en los momentos difíciles y que son fieles a sus ideas y planteamientos, los que alcanzan en mayor medida las metas marcadas cuando comienzan a andar en verano. Es en esas situaciones complicadas cuando hay que mantener la calma, tener la cabeza fría y pensar en el mañana, relativizando lo sucedido hoy. En definitiva, hay que tener paciencia.

Esta pretemporada no ha sido fácil para nuestro equipo. Un americano cuestionado casi desde que se bajo del avión en Barajas con voces pidiendo su corte a las dos semanas. Críticas al segundo base por supuesta falta de experiencia sin apenas verle jugar. Solicitud de fichajes por una lesión del base titular para dos o tres semanas. Un quinto pívot por si Antelo (MVP esta semana) no se adaptaba al rol de rotación, y así hasta una multitud de situaciones atípicas para las fechas en las que estamos. Las personas que toman decisiones en el club han sabido tener paciencia, y dar el tiempo y estabilidad necesaria al proyecto para que éste empiece a andar. El fruto es la línea ascendente del equipo en pretemporada hasta conseguir la contundente victoria en Lleida. Ahora toca seguir manteniendo la misma paciencia y no querer obtener la recompensa de Junio en pleno octubre.