TEtmpecemos por el principio y llamemos a las cosas por su nombre. Os acerco una definición de la palabra más repetida en estos últimos días, y que seguirá sonando y sonando hasta que nos la quieran definir como a quien convenga que la vaya a usar, y no a quien la vaya a percibir. "Decidir (dos o más partes) una cosa de común acuerdo y comprometerse a cumplirla, defenderla o mantenerla".

En esta vida siempre han existido estos pactos, o tratos, o trueques... o como se quiera; lo único que siempre he preferido denominarlos como aquello de "échame una mano" aunque sea al cuello. Y es que esto, como el correr, ya fue inventado hace mucho, y ya lo hacían aquellos primeros ciudadanos del mundo. Trataban de mirar por sus intereses lo primero, pero lo segundo, y he aquí la gran diferencia, miraban por sus compañeros, por su comunidad, por su alrededor, por el progreso. Y tras años de 'involución' hemos al día de hoy, donde se convierte en prioridad "el que tú pierdas", muy por encima de "el que yo gane". Hemos empezado a pensar y dejado de sentir. Se nos está yendo de las manos.

No me pregunten a dónde se dirige todo esto, porque ni yo mismo lo sé, pero a veces pienso que nos estamos convirtiendo en todo, menos en lo que siempre aspirábamos a ser. A veces tengo la ligera sensación de que queremos convertir todo este mundo en algo más individualista de lo que es. Miramos por nosotros, y luego por nosotros, y, finalmente, por nosotros; y yo conozco a gente que se cansó de tratar de ser el botones de su ombligo.

¿Vivir de esto? Ya era lo que me faltaba por oír, y digo bien oír, porque me resigno a escuchar semejante "pasopalabra". Es mucho más bonito vivir para. Porque si algo me ha enseñado esto de las hostias es que cuando más me atizan, mejor recibo. Cuanto menos duermo, mejor me levanto. Cuanto menos escucho, más aprendo. Y cuanto más escribo, menos me importa que alguien me lea, y más gente me comprende.

Hay dos formas de hacer las cosas: la mentira camuflada del pacto, de estrechar la mano tras escupirla; y la realmente cierta, la de toda la vida, la que no inventa nada y lo dice todo, la de: "échale una mano, al pacto, aunque sea al cuello".