El verano es un buen momento para sacudir las telarañas de la memoria. Hubo un tiempo, hace aproximadamente diez años --una eternidad para los más jóvenes--, antes del desembarco de los galácticos y la conversión de los futbolistas en productos de márketing vende-camisetas, en que el Atlético de Madrid ganó Liga y Copa de una tacada. Un doblete que hizo hincar la rodilla al todopoderoso Barça de Cruyff. ´El Glorioso´ estaba en lo más alto. Dirigidos por Antic, Caminero ponía el coraje, López, el corazón, Kiko era el estilete...

¿Y el cerebro? El cerebro, la verdadera estrella que hacía que aquella máquina funcionase estaba en manos de un serbio, Milinko Pantic. El fue, en gran parte, culpable de que ´Imperioso´ y su orondo propietario desfilaran por las calles de Madrid en la multitudinaria y última comunión colectiva vivida por la afición rojiblanca. Desde entonces, Neptuno solo ha podido mirar de reojo a su vecina Cibeles o a Canaletas.

El estandarte del último ´atleti´ victorioso estuvo ayer en Cáceres. Era la penúltima jornada del Campus del Atlético de Madrid que, desde hace cuatro años, se celebra en el mes de julio gracias a la labor y perseverancia de un hombre de fútbol como Adolfo Senso.

Diferentes campos de la Ciudad Deportiva y de Pinilla observaban ayer una inusitada expectación. Era el día elegido para que el exquisito centrocampista serbio se dejara caer por la ciudad para compartir sus conocimientos con los más de 125 niños, de 5 a 18 años llegados de diferentes puntos de Extremadura, que, desde el 4 de julio y hasta hoy, han convivido en un campus que ha contado con el patrocinio de Cáceres 2016, Coca-Cola y Caja Duero y la colaboración de la Junta y el Ayuntamiento de Cáceres.

Todo un caramelo

¿Y los niños? ¿Qué tienen que decir ellos al respecto de una concentración como ésta? Aquí sí que no hay ambages a la hora de responder. Están encantados, sin más. Y te lo hacen saber de inmediato. Rodean al periodista, le hablan atropelladamente... Quieren contarlo todo. Y lo antes posible. Que sus padres se enteren de todo lo que han aprendido, de los "buenos amigos" que han hecho, de todas las actividades que han llevado a cabo, de que conocieron a Calderón durante la disputa del torneo de basket de selecciones celebrado la pasada semana en el Multiusos... Que la mayoría son del Real Madrid, "aunque también hay algunos, pocos, del Atleti y del Barça", que han jugado a la play... Y, claro, también que se han bañado en la piscina, que han jugado a fútbol sala, a fútbol 4, a fútbol 7... y a no sé cuantas modalidades más del balompié; que el gran pero de esta semana ha sido la comida, que "no estaba muy buena", que era "poco variada", que los cocineros les reñían "por cualquier cosa"... Un torbellino de sensaciones, vaya, rondando las mentes de unos chicos vitalistas y alegres que ayer, al menos, daban la impresión de ser felices.

Once días juntos dan para mucho. Algunos repiten experiencia tras el año pasado. Otros ya piensan en regresar el verano que viene. Hoy todos son amigos y cómplices. Tienen nombres y apellidos, pero muchos adoptan seudónimos que les permiten soñar. Rooney, Crouch, Messi... son algunos de ellos. Los chicos tienen sus ídolos y suelen ser casi tan insultantemente jóvenes como ellos.

Pantic no está entre ellos. A sus 40 años y retirado hace más de un lustro, el tiempo no perdona. Y las nuevas generaciones son implacables. Quieren devorar sus propios mitos. No es tiempo de mirar atrás.