Es el momento de charlar un poco de todo con Esther Montenegro (Las Palmas de Gran Canaria, 26 de noviembre de 1982) y Miriam Forasté (Barcelona, 1 de marzo de 1991).

La marcha de Shayla Cooper --y que por ahora no haya llegado nadie en su lugar-- las deja como referentes en el juego interior del Nissan Al-Qazeres Extremadura. La primera prueba la pasaron con nota (y sus mejores estadísticas de la temporada) ante el Sant Adriá. Aunque Montenegro es la veterana con mil tiros pegados y Forasté transmite mucha candidez, tienen algo en común: no le tienen miedo al desafío.

-¿Cómo se sienten?

Esther Montenegro: Bien, la verdad. No solo porque individualmente salió un buen partido, sino porque colectivamente jugamos como equipo y eso se notó tanto fuera como dentro de la cancha. La celebración la disfrutamos muchísimo. Necesitábamos un partido así.

Miriam Forasté: Es verdad el tema de la celebración. No lo habíamos comentado entre nosotras, pero era algo que todas deseábamos. No teníamos presión, pero sí muchas ganas de salir y hacerlo bien.

-¿Había una especial motivación?

M. F.: Sí. Mucha gente estaba pendiente de cómo lo haríamos.

-¿Es un mensaje para que no se fiche a una sustituta para Shayla Cooper? ¿Entre ustedes dos y Silvia Romero pueden sacar el juego interior adelante?

E. M.: Yo sí me veo capacitada. Para esto y para más. Y a Miriam también y el otro día lo demostró. Luego es cosa del club que se fiche o no se fiche.

-¿Qué faltaba?

M. F.: Confianza.

E. M.: Sí, porque estas dos semanas nos hemos encontrado muy bien entrenando. Miriam es una grandísima jugadora. No es sorprendente lo que hizo. Cuando jugaba contra ella cuando estábamos otros equipos, la sufría.

M. F.: Es que estos días he notado mucho el cambio en el ambiente que ha habido dentro del equipo.

-¿Estaba más mentalizada?

M. F.: Llevaba toda la semana pensándolo: a ver si consigo hacer en el partido lo mismo que hago en los entrenamientos. Otras veces me sentía bien, pero luego no era igual. El juego no era el mismo, por lo que fuera.

-¿Les perjudicaba que Shayla Cooper absorbiese tanto protagonismo en el juego interior?

E. M.: Voy a callarme... Era complicado.

M. F.: A mí sí me perjudicaba. Soy una jugadora de equipo y vivo de lo que me da el equipo. No me vienen bien las individualidades.

-Su bajón estadístico respecto a la pasada había resultado especialmente llamativo...

M. F.: El aspecto mental me afecta más. Me costaba más en los entrenamientos y si veía que no podía aportar lo que quiero, pues...

-¿Ahora su papel también cambia de ‘segunda’ a ‘primera’ pívot, Esther?

E. M.: Ante el Sant Adriá creo que fue la vez que más tiros hice de la temporada. Ya no me acordaba. ¡Ni en los entrenamientos! Soy la pívot más grande ahora mismo y me queda algo más de protagonismo, pero lo que quiero es hacer mi juego: dar asistencias y que fluya todo como equipo. No tengo que tirar diez u once veces por partido.

-Es difícil resumir la temporada del equipo con tantos altos y bajos, ¿no?

E. M.: Sobre todo es que ha habido muchos cambios.

M. F.: Y varios momentos diferentes. Hasta ahora ha habido una cosa y a partir de ahora está siendo otra distinta.

E. M.: Cuando yo estaba en otros sitios, veía que el Al-Qazeres jugaba como equipo, movía mucho el balón, estaban concentradas en defensa. Hasta ahora no ha sido eso, era subir el balón y que hubiese un tiro. Así es más fácil defendernos.

-Parece que ahora las canastas importantes se festejan de otra manera.

E. M.: Yo el otro día sentí de verdad la victoria. No quiero decir que las otras me diesen igual, pero es que esta era súper importante. Vi a todo el mundo metido y se me pusieron los pelos de punta. Necesitábamos esa sensación.

-¿Les llega a molestar que en un momento de la temporada solo se hablase de las americanas?

M. F.: Sí. Por eso el partido ante el Sant Adriá era tan importante, porque parecía que sin ellas no podíamos ser nada. Pues nada, han pasado, se han ido y las que nos hemos quedado estamos dando la cara.

-¿Qué objetivo les queda para el resto de la temporada?

M. F.: No podemos quedarnos en el medio. Cada victoria es importante para seguir enganchadas arriba y luchando al máximo por mantener la ilusión.

-¿Han calculado lo que se necesita para estar en los ‘playoffs’ por el título?

E. M.: No.

M. F.: Yo tampoco.

E. M.: Pero yo estoy convencida de que se puede. El año pasado el equipo hizo una mala segunda vuelta y vamos a intentar que no se repita. Esta temporada no nos metimos en la Copa de la Reina y ahora vamos a intentar arreglarlo, seguir ahí ‘a piñón’.

-En este sentido, el próximo encuentro en la pista del Quesos El Pastor en Zamora puede ser muy importante, ¿no?

M. F.: Es un partido que en principio se puede ganar y que nos permitiría estar en la misma posición que ahora.

-¿Cómo es un día normal para ustedes?

E. M.: Nada extraordinario. Te levantas, desayunas, entrenas en el gimnasio y haces tiro, comes, echas la siesta un ratito, entrenas otra vez, cenas y vas a casa. Lo único diferente con respecto a otros sitios es que no cocino porque tenemos las comidas con el club en El Montaíto. Es muy cómodo.

-Usted estuvo en Cáceres en el inicio de su carrera, hace quince años. ¿Ha notado la ciudad muy cambiada?

E. M. Sí, da esa impresión. Antes iba andando a todos los sitios y ahora, en coche.

-¿Les gustaría continuar la próxima temporada?

M. F.: Yo estoy a gusto, sí, aunque estos dos años que llevo aquí estén siendo diferentes.

E. M.: Me veo bien. Voy a seguir jugando hasta que el cuerpo aguante.

-Es que Esther no empezó a jugar en Liga Femenina hasta los 30 años...

E. M.: No tenía prisa. Me sentía cómoda en Liga Femenina 2. Tenía miedo a no jugar o a no aprender si estaba un escalón más arriba, así es que hasta que no ascendimos con el Bembibre no me decidí. No fui valiente hasta ese momento.

-La carrera de Miriam también es peculiar. Tras la 2014-15 llegó a ir preseleccionada con la absoluta, pero después pasó a jugar muy poco en Gipuzkoa...

M. F.: Sí, y eso me afectó más de lo que pensaba. Al venir aquí mejoré, pero tampoco fue tan espectacular. No me he terminado de sentir como aquel año en el que fui internacional. A ver si ahora puedo...

-¿Qué tal en los entrenamientos con Silvia Romero? ¿’Pega’ tanto como parece?

E. M.: Si no me ‘pegara’, luego no aguantaría en los partidos.

M. F.: Pues yo no creo que Silvia me ‘pegue’ más que tú.

E. M.: Ni que tú a mí. Quien sí hace mucho ese papel es un chico que se llama Antonio [Moreno] que nos ayuda mucho en los entrenos (risas).