La casa de los Parra Pino es la pista de atletismo ubicada en el Vicente Sanz de Don Benito. Zapatillas apretadas y kilómetros en las piernas. El día a día de Francisco, Roberto y Raúl. Tres hermanos que comparten una misma pasión: el atletismo. En su residencia habitual, según reconocen los tres, sí que intentan «dejar a un lado» este deporte, aunque es complicado.

Francisco Parra Pino, el hermano mayor con sus 30 años, sin saberlo sembró la semilla del atletismo en su casa. «Empecé en el colegio, a los nueve años gané una carrera y me preguntaron si quería probar este deporte en el Club Atletismo Don Benito. A partir de ahí, empecé a correr y hasta ahora», recuerda. Tras sus huellas, Roberto y Raúl.

Roberto y Raúl, antes de encontrar su verdadero talento, jugaban al fútbol. Rápidamente cambiaron la pelota por un cronómetro y las botas por zapatillas. «En el fútbol, tengo que reconocerlo, era un poco paquete. Mi hermano Francisco ya andaba metido en el atletismo y me apunté con él, y hasta ahora no me arrepiento», señala Roberto Parra Pino, que a sus 24 años puede presumir de lograr la victoria en los 5.000 y 10.000 metros en el Campeonato de Extremadura de 2017.

En la misma posición se encontraba el menor de los Parra Pino. «Siempre me ha gustado el fútbol, de hecho sigo vinculado al Don Benito ya que soy recogepelotas del club, pero me di cuenta que no iba a ser muy bueno en y decidí cambiar. Desde pequeño siempre me fijé en mis hermanos y probé suerte también en el atletismo», explica con desparpajo el venteañero Raúl, que ha logrado ser el mejor extremeño sub-23 en el Campeonato de España, celebrado recientemente en Mérida.

Rosas y espinas

No todo ha sido un camino de rosas para los Parra Pino, más en concreto para Francisco. «Tuve que dejar el atletismo por motivos personales, dejé todo de lado y abandoné todo. Fue muy duro. Pero un día me levanté de la cama y me dije: ‘¡Vamos, Paco, vamos a empezar de nuevo!’ Ahora soy feliz», comenta emocionado el mayor de esta saga familiar.

El primogénito, además de entrenar a pequeños en el club de atletismo de la ciudad calabazona, también sirve de consejero y psicólogo para sus hermanos. «Intento ayudarles en todo lo que puedo y también animarles al máximo. Roberto está en un nivel bastante bueno y Raúl debe entrenar más, pero ambos tienen madera de campeón», analiza Francisco.

En el hogar Parra Pino se evita hablar sobre atletismo, o al menos eso desean los dos hermanos menores. «Roberto y Raúl quieren desconectar cuando están en casa, pero yo siempre intento picarles. Se cabrean muy rápido y tengo que dejarles en paz», confiesa el mayor de los tres entre risas. Son felices.

Rutina más trabajo es igual a resultados. Y a trabajo no les gana nadie. «Entrenamos todos los días, salvo los viernes si el domingo hay carrera, y solemos hacer una media de 10 o 12 kilómetros», explica Raúl, quien reconoce al igual que Francisco que el atleta «con más talento» de la familia es Roberto, que también participó hace unos días en la Media Maratón de Valencia, que coincidía con el Mundial de esta modalidad.

Misma sangre, mismos apellidos, mismas raíces, pero distinta forma de ver el atletismo. Esa es la riqueza de los tres hermanos. «Es mi hobby, un pasatiempos que me sirve para liberarme», asegura el mayor. Por su parte, Roberto lo vive de forma más profesional. «Trabajo día a día por y para el atletismo, ahora mismo vivo de ello y es mi pasión», afirma el mediano. Raúl es más conciso y más banal. «Es divertido», define el pequeño de esta trilogía de atletas.