Los tiempos han cambiado en el Cacereño. Varios operarios se afanaban por vestir de lujo las instalaciones del Príncipe Felipe. Son las doce y media de la mañana y el lavado de cara alcanza a una nueva y funcional barra de bar y un equipo de música en un semisótano.

"También os vamos a arreglar la sala de prensa, para que estéis mejor". Félix Campo, el presidente, hace de anfitrión sin separarse de su inconfundible puro mientras supervisa las obras y espera a los periodistas en la puerta. También aguardaba al responsable de la marca aragonesa Bemiser, Antonio Alfonso, que vestirá a los equipos del Cacereño ésta y la próxima temporada y que ayer presentó su propuesta en una rueda de prensa en la que el propio Campo daba otra de las claves de la nueva imagen del club y el fin que se pretende conseguir: "No sólo vestirá al equipo, sino que también colaborará en la campaña Deporte es ilusión para tener cada vez más aficionados en nuestro club".

CON LA SOCIEDAD

Juan Ojalvo, el vicepresidente, se cambia de chaqueta y se pone una casi idéntica a la del presidente, una prueba más de que se quiere vender una imagen de unidad y modernidad. El Cacereño ya es una sociedad anónima deportiva, dice alguien, "y eso se tiene que notar".

José Ignacio Aguinaga, el director general, habla con el Escuadrón Verdiblanco cuando termina la convocatoria ante los periodistas. Los jóvenes aficionados están enganchados al Cacereño y ellos también quieren renovarse con las nuevas bufandas. Parece que todo está en perfecta sintonía en el inesperado líder verde.

Bemiser trabaja también con el Badajoz en Extremadura en calidad de espónsor técnico oficial del club. "Son los dos clubs más representativos de Extremadura", dijo el administrador de la firma aragonesa, que se fundió en un abrazo minutos después con Ismael Díaz, entrenador verde. El buen rollo alcanza hasta este extremo.

El técnico se somete a las preguntas de Localia con un semblante optimista. Está en el guión: son los días de vino y rosas en el Cacereño.