Con 14 años, ya manejaba una bicicleta de montaña con sus amigos del Forexsa, en su Plasencia natal. Tuvo que dejarlo "porque apenas había gente para hacer un equipo". Y Pedro Romero Ocampo (4-6-1982) se embarcó, dos años después, en el ciclismo de carretera, en el Seguros Solís. Casi 15 años después, el flamante mejor deportista extremeño absoluto vive movido por la "ilusión" de competir con un sueño en el horizonte: ser olímpico en la cita de Río de Janeiro en el 2016 en la especialidad de rallies.

Camino lleva de ello, pero el sacrificio es permanente: "desde enero hasta octubre no tengo ni un solo fin de semana libre". Sus victorias y su afán de superación le acompañan en cualquier lugar de España, en cualquier lugar del mundo. Y todo ello, con "3 o 4 horas diarias" de esfuerzo en los incomparables marcos del Valle del Jerte o del Ambroz. En total, "al año hago 25.000 kilómetros", calcula sin divagar. Palabras mayores. Después llega el turno de trabajar en la tienda de bicicletas que regenta.

Inquieto, corajudo, talentoso, acaba de recibir el reconocimiento de su región con el premio al Mejor Deportista Absoluto del 2013, que ha acogido con "gran satisfacción porque siempre es bonito que te premien en tu tierra". Para que ello haya ocurrido, ha recibido ayudas muy especiales, "la de mi familia, que hace que 'solamente' me dedique a correr y a la tienda" y la de su pareja, "muy muy comprensiva y que está conmigo en todo lo que hago", subraya.

Romero se hizo profesional, se codeó con los mejores, incluido el mismísimo Alberto Contador, con el que coincidió en el Iberdrola, la cantera de la mítica escuadra de la Once. "De 29 que estábamos, fuimos profesionales 20". Ganaba. Era grande. Hoy también lo es, dominando carreras, cogiendo puntos UCI. En la cima. Entre los gallos , junto al almendralejense Alejandro Díaz de la Peña, el otro gran talento extremeño con el que conformó un equipo ilusionante.

Fichó por el Spiuk de Zafra en el 2005. Su talento se veía reflejado en detalles nada nimios como el triunfo en la general de la Vuelta a Extremadura del 2006.

Fiasco portugués

El ciclista placentino llegó a firmar por el más importante equipo portugués, el Maia Aluminios La MSS "pero desapareció en junio y sin pagarnos 6 meses". Iba a correr el mismísimo Tour de Francia. El mazazo fue monumental, pero todo se engrandeció, para mal, la temporada siguiente, cuando fichó por otro equipo luso, el Loulé. Ocurrió algo parecido. Tremendo fiasco en su mejor momento.

Era ya el 2009 y Romero desaparece embarcándose en su negocio. Hete aquí que en el 2011 retoma el ciclismo de montaña, retrotrayéndose a su más tierna juventud. Desde entonces hasta ahora, ha logrado la escandalosa cifra de 49 triunfos, además de decenas de subcampeonatos, podios y top ten en pruebas muy relevantes a nivel internacional. Como detalle, nada nimio, habría que señalar que su preparador físico es Guillermo Olcina, decano de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Uex, en la que llegó a estudiar en su día y a la que, de una forma u otra, ha seguido estando vinculado.

En 2011, con el GRM100 Sports consiguió 9 triunfos, para incrementarlos el año siguiente a 15. En el Maat Internacional Extremadura con Alejandro Díaz de la Peña, en el 2013, contabilizó 14. Y en el Extremadura-GR100 MTB Team, de enero a abril, acumula 11.

Sin contar aún con 32 años, es un especialista en rallies, la modalidad olímpica. Ahí está el sueño. Ahí está el futuro. Ahí está Pedro Romero, el hombre de hierro, el ciclista incansable, el espíritu imperecedero del que nunca se rinde y siempre busca la excelencia. Y con Río en el horizonte.