Lo dijo de pronto. «¿Qué por qué sigue? Porque no hay nada que ame más en esta vida, que las motos, que su profesión. Por eso sigue, porque adora lo que hace y lo hace con tal pasión que dudo que se detenga hasta que no consiga el título». Basi Ramal, la madre de Dani Pedrosa, sabe lo que dice. Por eso lo dice con la misma pasión y los ojos brillantes que su hijo expresó al bajar del podio del Gran Premio de España, disputado en Jerez ante 68.731 apasionados espectadores, entre los que volvió a estar el rey emérito Juan Carlos.

Son muchos los que no comprenden cómo Pedrosa, al que Il Corriere dell Sera llama Il Robottino, con decenas de fracturas en su cuerpo, decenas de operaciones, decenas de lesiones, sigue ahí, en pie, peleando, pese a su metro y medio mal medido, subido a un corcel de acero que va a 350 kilómetros por hora y que los demás controlan con las manos, los brazos, los hombros, las piernas, las rodillas, los pies y hasta con su culo, y él domina con la cabeza. Ya lo dice Àlex Márquez, el otro gran ganador de la jornada andaluza, junto a su compañero Aron Canet, vencedor de la primera carrera: «En este deporte, el 80% del éxito es la cabeza».

UN PILOTO IRREPETIBLE / Por eso, bueno y por su perseverancia, coraje, magia, manos prodigiosas y finura, Pedrosa, de 31 años, es el único piloto de la historia del Mundial, que ayer cumplió su GP 3.000 (arrancó el 13 de junio de 1949, en la Isla de Man, con una carrera de 350cc), que lleva 16 años consecutivos ¡16! ganando, al menos, un gran premio por temporada. Eso, léanlo bien, no lo ha conseguido ni Giacomo Agostini ni Valentino Rossi ¡nadie!, solo Robottino. «Yo, desde el primer día, he visto a Dani como candidato al título. Lo dije y me tomaron por loco. ¡Pues ahí está!», dijo orgulloso el Doctor.

Por eso, él, que dio las gracias a sus padres, a su familia, a su equipo y a sus amigos, entre los que está su nuevo guru, el exsubcampeón del mundo Sete Gibernau, quiso dedicarle su victoria número 53 en 263 carreras, a su madre, a Basi Ramal, que le esperaba en el corralito para sentir el beso más precioso del día, de la semana, del mes y, probablemente, del año. «¡Va por ti, mamá!», le dijo Pedrosa. Era el día de la madre, no lo olviden. Pedroa, vencedor del GP número 3.000, número mágico que debía formar parte de su vida, como el 1.000 pertenece a Ángel Nieto y el 2.000 es propiedad de Mick Doohan.

TODAS LAS MAMÁS FELICES / Basi se llevó la victoria de Dani, como Roser, la madre de Àlex, lució en su mejilla el beso de su peque, que le dedicó su primera victoria en Moto2, después de dos años, o como Amanda, en la distancia, allá en su casita de Corbera (Valencia), saltó de alegría en el sofá al comprobar que su niño Aron Canet le dedicaba su primera victoria en el Mundial, con 17 años, y sin poder descorchar el cava porque no tiene edad para beber alcohol.

Nunca antes el motociclismo español había celebrado tantas victorias con tantas madres. Desde Inglaterra-2014, no conseguían los españoles hacer sonar el himno tres veces seguidas, entonces lo lograron Àlex Rins (Moto3), Tito Rabat (Moto2) y Marc Márquez (MotoGP).

Por eso Juan Carlos y su adorable bastón («¡que bote, que bote, el Rey!», gritaba la gente y el emérito hizo ademán de dar dos saltitos peligrosos en el podio) recibieron a Dani, Marc y Jorge con una amplia sonrisa. Por eso Juan Carlos abrazó a Pedrosa, su piloto preferido. Por eso el emérito le dijo «¡tres españoles, ya ves!» y Robottino le replicó: «Tres, sí señor, tres! ¡Y no solo eso, su majestad, tres de tres!» Y empezaron a repartir copas y botellas de cava y la gente, algunos hasta con sus madres a pie de podio, coreaban las tres las victorias, como si el Mundial se acabase ayer.

Y es que, lo siento, pero no hubo carrera. Casi siempre que gana Pedrosa (recuerden: 16 años ganando, al menos, un gran premio), no hay carrera. Porque Robottino sale disparado y se escapa. Se apaga el semáforo y desaparece. Incluso ante la vista de Márquez, otro prodigio. «Todos conocemos a Dani, cuando tiene el día ¡adiós!, no hay quien le pare. Cuando está inspirado, olvídate, la victoria es suya. Yo lo he intentado, pero no ha habido manera».

Y él, Pedrosita, diciendo que estaba difícil «porque la pista estaba muy resbaladiza». Ya, sí, resbaladiza. Logró la pole el sábado, ganó ayer haciendo la vuelta rápida en el tercer giro cuando huía, ganó con una mano y repitió lo que ya había conseguido, también aquí, en Jerez, en 2008 y 2013, vencer liderando todas, todas las vueltas de esas dos carreras. Ya saben, visto y no visto.

Así es Robottino, el hijo de Basi y el carpintero Antonio.