Cuidado porque se puede estar gestando una inédita escisión entre los equipos extremeños de Segunda División B la próxima temporada. Buena parte de las federaciones autonómicas, en sus propuestas de reparto de grupos, sitúan al Cacereño en uno y a Villanovense y Mérida en otro diferente, algo a lo que se oponen con contundencia los tres representantes regionales. Todo se decidirá el próximo martes en la comisión especial de la categoría que mantiene la Federación Española de Fútbol.

Hay muchos motivos para que cacereños, serones y emeritenses no quieran vivir separados: el interés de los derbis, las posibles retransmisiones de televisión... Para ello, la propuesta que defenderán les sitúa en el mismo grupo junto a los doce equipos andaluces (Betis B, San Roque, Jaén, Recreativo, Marbella, Granada B, Sevilla Atlético, Balompédica Linense, Almería B, Linares, Algeciras y Cádiz), los cuatro madrileños (Majadahonda, Real Madrid Castilla, Getafe B y Fuenlabrada) y el Melilla.

A ello se unirían otros tres grupos. En uno, los clubs de Cataluña, Euskadi y Aragón; en otro, manchegos, valencianos, baleares y murcianos; en el último, gallegos, asturianos, cántabros, castellanoleoneses, riojanos, navarros y canarios. Lo positivo es que esta idea no divide comunidades, como le suele ocurrir a Castilla-La Mancha.

DUDAS No será fácil mantenerse juntos y se prevé una agria negociación. Abundan los diseños en los que el Cacereño iría a jugar al norte, mientras que Villanovense y Mérida se quedarían con los equipos de Andalucía. Nunca ha ocurrido que los extremeños vayan separados y existe un serio riesgo de que ahora se rompa la tradición.

La temporada 2009-10 fue la última en la que Extremadura se despegó del sur, su hábitat natural. Aquella campaña, Cerro de Reyes, Cacereño y Villanovense tuvieron que viajar a estadios de Galicia, Asturias, Madrid, Canarias y Castilla-La Mancha.