ROSALIA DE CASTRO (23+27+15+38): Montaner (6), Calvo (27), Rama (24), Txomin López (16) y Leeks (12) -equipo inicial- Navarro (18), Yáñez (-), Villar (-), Trevijano (-) y Mikel López (-).

DONCEL (20+19+15+22): Christy (19), Robertson (2), Olcina (10), Hernández (7) y Franco (24) -equipo inicial- Fernández (10), Catapano (4) e Izquierdo (-).

ARBITROS: Palenzuela y Carpallo. Eliminaron por faltas personales al norteamericano Leeks por el Rosalía de Castro; y a Olcina y Fernández por parte del conjunto del Doncel La Serena.

La llegada del base estadounidense Ron Christy no parece ser de momento la solución a los problemas del Doncel La Serena, que volvió a evidenciar con una contundente derrota (103-76) en su visita a la pista del Rosalía de Castro, las dificultades que entraña afrontar una competición como la LEB 2 con apenas ocho jugadores disponibles.

La imposibilidad de dosificar los esfuerzos, minimiza la labor de los jugadores pacenses, que pese a ofrecer notables actuaciones individuales, como ocurrió en el día de hoy por parte del pívot Javier Franco, sólo ven recompensado su trabajo con derrotas.

Precisamente, el Doncel sobrevivió en el marcador y en el encuentro el tiempo que Franco, máximo anotador visitante con 24 puntos, se mantuvo con aliento.

RESISTENCIA Del acierto y de la inteligencia para superar a un oponente mucho más alto como el pívot estadounidense Leeks llegaron catorce de los veinte puntos con los que llegaron los extremeños al final del primer cuarto (23-20). Un notable desgaste, que obligó al preparador, José Antonio Suárez, a sentar al pívot en los minutos iniciales del segundo período.

Ni tan siquiera el regreso a la pista de Franco, permitió a los de Villanueva de La Serena reducir la desventaja, que se cifró en once puntos (50-39) al descanso. Una diferencia que fue poco a poco creciendo en el tercer cuarto, en el que los gallegos llegaron a gozar de ventajas superiores a los quince puntos, que finalmente se quedaron en nuevamente once (65-54) en el inicio del último y definitivo cuarto. Pero a partir de ahí llegó el descalabro habitual.