Durante los últimos años se ha hablado mucho de los problemas de cobro de los jugadores, tanto de baloncesto como de fútbol, en equipos importantes de la comunidad autónoma extremeña.

Sin embargo, al menos públicamente, pocos han reparado en que las crisis económicas, a los que realmente hacen daños, son a otros profesionales, de sueldos infinitamente más modestos, como son los empleados de los clubs o los miembros del cuerpo técnico, incluidos algunos entrenadores.

Este tipo de trabajadores tienen unas necesidades, en la mayoría de los casos, muccho mayores a las de los futbolistas o baloncestistas. Durante este fin de semana, me han comentado en más de una oportunidad lo que ocurre en el Cáceres, y en verdad que la situación puede ser especialmente angustiosa en algunos casos.

Los aficionados sólo piensan en que los jugadores lleguen, ueguen y anoten o marquen canastas o goles, y no reparan de lo que hay detrás. En el caso del Cáceres, hay empleados que no ven un solo euro desde el mes de septiembre --porcentualmente, han cobrado muchísimo menos que los propios jugadores--, con todo lo que ello supone. Y lo peor es que la solución está complicada, pese a que los actuales dirigentes están a un paso de arrojar la toalla y en breve pueden llegar otros. Que alguien haga algo... pero ya.