Cada uno preparó la primera etapa de los Alpes a su manera. Los objetivos eran similares. Todos se dijeron que sería bueno que se formase una fuga en el Izoard. Les daba igual quien entrase. El objetivo era quitarse presión y, sobre todo, guardar las fuerzas, dichosas fuerzas, para Alpe d´´Huez. Fue Carlos Sastre, ahora quinto de la general, el que primero se percató de la situación. Faltaban unos pocos kilómetros para que diera comienzo la subida al Izoard. "¡Venga, venga, que la gente va justa!". El grito iba dirigido a su compañero Frank Schleck, el corredor que ayer obtuvo un mayor premio. Formó la fuga del día y luego ganó en Alpe d´´Huez. Hoy, los periódicos de Luxemburgo, su país natal, hasta podrán compararlo con el desaparecido Charly Gaul.

Oscar Pereiro afrontó la primera ruta por los Alpes vestido con la prenda amarilla que se ganó el sábado en Montélimar. El, como dicen sus compañeros, es muy echado para adelante, razón por la cual viajó sobre su bicicleta convencido de que en Alpe d´´Huez conservaría el liderato, pero que si lo perdía, como así sucedió, sería por un tiempo casi irrisorio. Por esa razón, de acuerdo con su director, Eusebio Unzué, colocó a dos compañeros en la escapada del día; el eterno Txente García Acosta y David Arroyo, el mejor escalador del conjunto franco-español.

LA TACTICA Así lo explicó García Acosta. "Yo me escapé porque se trataba de que pudiera pasar el Izoard con ventaja para luego ayudar al equipo en el llano". Salió perfecto. "Yo me fugué para subir a Alpe d´´Huez con tiempo de esperar a Pereiro". Arroyo auxilió a Pereiro en los últimos cinco kilómetros de la etapa, que fue, precisamente, cuando el gallego recuperó algo del tiempo que cedió cuando se encontraba solo y sin compañeros, tras perder la rueda de Floyd Landis y compañía.

Carlos Sastre era el otro español en liza. Había ordenado a su compañero atacar por doble razón: una, porque el equipo CSC es de los que no renuncian a nada y por la clasificación general. Si Schleck no subía todo lo fino que se esperaba a Alpe d´´Huez, detendría su marcha y, como Arroyo, esperaría a Sastre. Hoy, un nuevo capítulo. No hay nada perdido.