Alessandro Petacchi, del Fassa Bortolo, lleva camino de hacerse en su casa con una nutrida biblioteca de literatura española, ya que los vencedores reciben libros como premio especial y ayer en Zaragoza anotó su segunda victoria al esprint, culminando así el trayecto entre Soria y Zaragoza en el que el luxemburgués Benoit Joachim no se movió del cargo de líder.

Petacchi volvió a llevar a buen puerto el buen tren de sus compañeros, muy finos ellos en el arte de poner a su líder en su sitio habitual. Lo intentó el T-Mobile de Zabel, pero hubo de conformarse con la segunda plaza. No pudo decir lo mismo Oscar Freire, que fue tercero. El Rabobank se borra en el momento de llevar en volandas al español. El viaje se cubrió en 4h.23.01.

Así que el italiano de La Spezia, a pesar, según el, de que no se encuentra a tono, sumó su novena etapa en la Vuelta y la decimonovena de la temporada. Así remató una jornada previsible en todo menos en el tiempo, ya que se pasó de la lluvia en Soria al calor de la capital maña.

ESCAPADA No faltó la escapada que anima cada día la carrera. Los españoles Xabier Florencio (Relax), Iñaki Flores (Euskaltel) y David Fernández (Costa de Almería) y el francés Julien Laidoun (FRA/AG2R) formaron grupo en el km 64 y juntos fueron en lucha con el viento hasta el 134, cuando los hombres del Fassa y el T-Mobile decidieron que ya estaba bien de aventuras.

El desenlace se cocinaba en el grupo con un molesto aire de cara que invitaba al "escaqueo". Nadie quería tirar del tren. Además algunos se iban al suelo, como el italiano Cuenego o el estadounidense Tyler Hamilton, un ciclista familiarizado con el asfalto. Otros sufrían pinchazos, como Menchov y Astarloa. A 3 kms de meta Fassa y T-Mobile pusieron en marcha la maquinaria. Ongarato, Velo y Trenti volaron hasta la recta, hasta cerca de la línea de llegada, para evitar los efectos del viento en su infalible líder. Zabel se había propuesto amargar al transalpino, como Freire, pero al final, el alemán y el español se marcharon al hotel sin el correspondiente libro. Les quedaría el consuelo de ver la tele como segundones.