Nunca las prohibiciones han sido buenas. Sin embargo, la Unión Ciclista Internacional (UCI) lleva mucho tiempo madurando la idea de vetar el uso de las comunicaciones radiofónicas entre los directores deportivos, desde el coche auxiliar, y los ciclistas, que corren con un auricular --el popular pinganillo --. Muchos de ellos obedecen ciegamente las órdenes de sus técnicos. Atacar o estarse quieto. La UCI cree que la costumbre resta espectacularidad al ciclismo. El Mundial de Australia será la prueba piloto. Las selecciones deberán participar a oídos sordos. El viejo ciclismo.

"La unión y el diálogo son fundamentales. Yo tendré a Gárate para que esté volcado con Freire y compañía. El deberá ser quien transmita mis órdenes", explica desde Australia José Luis de Santos, seleccionador de España. El conjunto español --que correrá con el tradicional atuendo inmortalizado por el equipo de Vicente del Bosque para ganarse el sobrenombre de La Roja --, como el resto de escuadras, deberá designar a uno de los nueve corredores para que sea el interlocutor con el coche. Este ciclista tendrá que descolgarse del pelotón para atender las consignas del técnico. Pero, a la vez, tendrá autonomía y capacidad de mando para tomar decisiones en momentos puntuales del Mundial, puesto que, de lo contrario, se agotará pronto de tanto subir y bajar a 40 kilómetros por hora.

En el caso español, Juanma Gárate, compañero de Oscar Freire en el Rabobank, el gran vencedor en el Ventoux (Tour del 2009), con la suficiente experiencia que le otorgan los 34 años, ejercerá de capitán de ruta, aunque posiblemente no pueda aguantar en su función durante toda la prueba que se alargará hasta los 257 kilómetros. "Por esta razón --añade De Santos--, y siempre que Freire se encuentre con buenas sensaciones, deberé cambiar los papeles en la fase final y confiar esta función a corredores como Luis León y Samuel Sánchez, que se encuentran en un buen momento de forma".

El primer intento para anular los pinganillos resultó todo un fracaso. Ocurrió hace un año, en la 10 etapa del Tour, entre Limoges e Issoudun. La etapa fue un fiasco. Los ciclistas, de acuerdo con sus directores, decidieron tomarse la jornada como un día de pedales caídos y solo disputaron los últimos kilómetros para llegar juntos al esprint y ganar el de siempre, Mark Cavendish.

La UCI decidió anular el segundo intento. La intención era que se corriera la etapa de los Vosgos, con llegada a Colmar, también sin auriculares y aplicar la medida después en dos etapas de la Vuelta.

En cambio, se adoptó de forma oficial la exclusión paulatina de los artilugios para llegar a la anulación total en la temporada 2012. Así, la UCI tomó el acuerdo de disputar las carreras, tanto en línea como en contrarreloj, del Mundial de Australia, sin pinganillos. El próximo año no se permitirá el uso de los auriculares en todas aquellas pruebas que no formen parte del calendario UCI Pro Tour. En el 2012 ya no se podrá participar en pruebas como el Tour, la Vuelta y el Giro, con los pinganillos.

La hora de Luis León

Los defensores de los pinganillos consideran que los aparatos fortalecen las medidas de seguridad en el pelotón, ya que los corredores son advertidos de forma inmediata de los peligros de la carretera, a la vez que estos disponen de una clara información de la situación de la prueba, gracias a las instrucciones que reciben desde el coche donde, generalmente, el director está viendo la tele. Los detractores creen que el ciclista pierden inercia y capacidad de reacción.

La UCI, mientras tanto, intenta demostrar que no rechaza los avances tecnológicos. Por eso, en el Mundial de contrarreloj los corredores llevarán instalado en la parte trasera del sillín un gps, que ofrecerá información detallada de las diferencias en tiempo real.