Hace dos años, tras participar por primera vez en el Campus del Atlético de Madrid, su ficha técnica reflejaba: "Disciplinado, personalidad y carácter competitivo. Golea con facilidad...". Al finalizar el mismo el año pasado, el informe final repetía un análisis similar: "Muy impulsivo y activo. El cambio al fútbol 7 le va a venir bien para explotar sus grandes cualidades físicas y llegada al área. Buen regateador, desborda por potencia y velocidad...".

Con estos antecedentes, Mario Chamorro Albert (Cáceres, 10-02-98) decidió participar el pasado verano en el campus del Milan en Avila. Allí convivió con niños de diferentes nacionalidades (Senegal, Argentina, Colombia, Inglaterra...) y sus cualidades técnicas no pasan desapercibidas. Chamorro es invitado a participar en el Milan Camp Day, que se celebró el pasado mes de octubre en la ciudad transalpina para niños con edades comprendidas entre 9 y 12 años.

El Milan Camp Day reunió a 300 niños procedentes de 29 países: Italia, Francia, Portugal, Grecia, Serbia, Turquía, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, México, Alemania, Bélgica... Entre ellos, tres españoles y solo un extremeño: Mario Chamorro. Todos ellos fueron escogidos de una base de 13.500 niños en 124 campus del Milan por todo el mundo.

El cacereño jugó todos los partidos de titular y su equipo se planta en la final tras ganar cinco partidos. En la misma, ante un equipo del sudeste de Europa, pierden 3-2.

Un privilegiado

Lo difícil ya estaba hecho: Haber sido seleccionado entre casi catorce mil niños para participar en el torneo y haber llegado a la final junto a otros veintiún futbolistas de todo el mundo. Tras la final, el entrenador italiano del equipo no pudo ocultar que "se trata de un jugador muy técnico y con una buena visión de juego".

De regreso a Cáceres, el centrocampista de diez años espera el inicio de la competición. Tras ganar la liga de benjamines los dos últimos años --con Catelsa y Diocesano--, ahora es alevín de primer año. Su objetivo es seguir coleccionando ligas. Entretanto, un sueño: participar en el prestigioso torneo de Lanzarote. "Allí han estado jugadores como Iniesta, Xavi, Puyol, Llorente...Sería muy importante para aprender", asegura. Su padre, Carlos, sin embargo, no lo ve claro: "El problema es que no invitan al Diocesano, solo a equipos grandes: Barça, Real Madrid".

El eterno problema. Parece que para seguir progresando el camino más sencillo es emigrar. "En Cáceres no hay referencias", dice Mario, que suspira por marchar dentro de 3 ó 4 años a Valladolid. "Tiene un acuerdo con el Diocesano y si quiero jugar en Primera tendría que intentar irme allí".

Son las aspiraciones de un niño que querría jugar "en el Valencia", que tiene como referentes a "Ronaldo, Xavi, Gerrard o Villa" y que se define como "un jugador con llegada, regate, velocidad, visión de juego y goleador". A sus diez años tiene un don y la virtud de la ambición. Pese a ello, no pierde la espontaneidad propia de su edad: "¿Si esto del fútbol no sale a qué me gustaría dedicarme? Me gustaría ser notario. ¿Qué por qué? Porque se gana mucha pasta". Ojalá todos los soñadores tuvieran las cosas tan claras.