Vlado Petrovic será, si no hay sorpresa de última hora, el único adiós del Cáceres por el impago de su salario. El resto de sus compañeros ha confiado en una nueva promesa de su presidente, José María Bermejo, que les ha asegurado que esta misma mañana volverán a estar al día de cobro tras conseguir a última hora una nueva vía de financiación, según explicó.

Petrovic ha aceptado la oferta del Alba de Berlín y hoy mismo tiene previsto irse a Alemania. Anoche negociaciaba la concesión de la carta de libertad, para lo que el club le ha exigido que perdone la mayor parte del dinero que se le adeuda, correspondientes a dos meses de contrato.

A los demás no les ha interesado irse, aunque podían haberlo hecho. O bien estaban relativamente tranquilos al tener sus contratos asegurados por el fondo de garantía salarial de la ACB --los nacionales-- o bien las ofertas que manejaban eran de escaso calibre. El caso paradigmático es el de Kevin Thompson, que si quería seguir en España tenía que marcharse a la LEB. El pívot norteamericano, al igual que Petrovic, no entrenó ayer, pero puso como excusa que le dolía la cabeza.

UN DIA FRENETICO

El de ayer pasará a la historia como uno de los días más extraños e impredecibles de la historia del Cáceres. Bermejo y sus colaboradores intentaron durante toda la mañana obtener liquidez económica de alguna manera. Definitivamente descartado el adelantamiento de la subvención municipal por parte de algún banco, el presidente se concentró en una negociación que, según indicaba ayer a media tarde, está a punto de cristalizar. Pese a ello, no quiso especificar en qué consiste esta salvadora ayuda para no alertar a los acreedores que puedan embargarla.

Bermejo, acompañado de varios de sus consejeros, acudió al entrenamiento de la tarde para "tranquilizar a los jugadores y decirles que mañana --por hoy-- tendrán los ingresos de sus nóminas en sus cuentas". Su reunión con la plantilla no duró más de cinco minutos. Los jugadores habían llegado cabizbajos, quejándose de la "falta de información" a la que habían estado sometidos desde las 15.00 horas, cuando el club se había comprometido a darles una respuesta.

Respecto a la marcha de Petrovic, el presidente indicó que "en este club no se ata a nadie a la silla". "Comprendo que la postura que han mantenido los jugadores hasta este momento es de chapeau . Ha sido exquisito, tanto con la ciudad como con los aficionados y los dirigentes de este club", indicó, aludiendo a que "si a alguno le ha llegado una oferta más sustanciosa o a la saturación, no le vamos a retener".

Preguntado por el porvenir del club, su máximo responsable se encogió de hombros. "Vamos a ir día a día. El día 11 tenemos una asamblea importante y de ahí saldrá lo que los accionistas quieran", apuntó.

EL ADIOS DE PETROVIC

El jugador balcánico decía haberlo pasado "muy mal" con todo lo que había ocurrido. "No sé de quién es la culpa, pero yo no puedo esperar. En estas condiciones no puedo trabajar, jugar. Esto no es bueno para nadie", declaró.

Petrovic destacó que le gusta "todo" de Cáceres y que lamenta abandonar a sus compañeros. "La ciudad, la gente... Es un buen sitio, especialmente para el baloncesto, porque hay muy buen público. Me gustaría mucho quedarme, pero ahora me tengo que ir", declaró.

Algunos de sus compañeros y el entrenador intentaron convencerle hasta el último momento para que permaneciese con ellos, pero su decisión estaba ya tomada desde hacía tiempo. La oferta del Alba era sumamente interesante y su insatisfacción por el problema económico de Cáceres resultaba evidente. Ha optado por seguir un camino similar al de Deon Thomas, que hace un mes se negó a entrenar y jugar y su contrato fue rescindido.