PLASENCIA GALCO - 66: Rubén Ibeas (21), Nacho Fort (5), Mario Fernándes (3), Dominick Martín y Jason Blair (18) -cinco inicial- Juliá Garrote (0), Quique Suárez (0), Mark Zoller (12) y Miguel Angel Conejero (2).

ILLESCAS URBAN - 72: Duane Virgil (16), Sancho (2), López (8), Dexter Lyons (25) y Jiménez (7) - cinco inicial - Charquero (1), Paco González (3), Carlos Martínez (0) y Joe Alonso (10).

MARCADOR POR CUARTOS: 16-20, 33-28 (descanso), 58-48 y 66-72 (final).

ARBITROS: J. Souto Farto (gallego) y E. M. López Herrad (Bien) Eliminaron a Nacho Fort (min.37) y Mario Fernándes (39).

La afición placentina es sabia y ya está curtida en mil batallas, por eso ayer no acudió como se esperaba a la llamada de un club que dejó escapar una magnífica oportunidad de seguir peleando por un futuro. Los 1200 asistentes, de ellos unos 150 manchegos, asistieron a una muestra más de lo que hay que hacer para regalar un partido a tu contrincante.

Y eso que el de ayer llegó sin una de sus máximas estrellas, Reggie Moore ni siquiera se vistió, y además jugó con un Jou Alonso prácticamente cojo. Debió darle lástima a los pupilos de Ñete, ya que desperdiciaron una renta de 10 puntos (58-48) en los últimos 10 minutos. El parcial de 8-24 en este cuarto expresa claramente lo sucedido.

Los locales incluso comenzaron bien, y mientras siguieron el guión establecido fueron capaces de superar a un Illescas que no esperaba rival tan duro. Los ocho puntos anotados por los de Juárez en el segundo cuarto demuestran que Plasencia cuando se lo propone y se disciplina sabe aburrir en defensa.

De hecho al descanso se llegó con una ventaja de cinco puntos (33-28) porque Rubén Ibeas, que anoche se reivindicó para la renovación anotó un triple sobre la bocina.

El tercer cuarto fue el de mejor calidad, si espectacular lo hacía Blair, Virgil hacía bailar a Fort y Martín, Rubén Ibeas siguió anotando desde su casa y Joe Alonso demostró que con 36 años se puede ser mejor que dos pipiolos de 18.

CON VENTAJA El intercambio de canastas llevó a Plasencia a irse hasta la docena de puntos 56-44 a falta de un minuto para el final del cuarto, dando pie al optimismo de poder lograr algo positivo.

El tramo final, el decisivo, en el que hay que tener fortaleza mental, en el que hay que ser más listo que inteligente y en que no hay que conceder favores, los locales hicieron todo lo contrario. Dexter Lyons, al que le sobra experiencia y calidad, decidió hacerse un gigante y dio un máster de basket a un Plasencia que se dedicó a admirarle.

Poco a poco la distancia quedó reducida a la nada (62-62) a falta de cuatro minutos. Parecían demostrar los locales a la afición que son capaces de jugar hasta que quieren y más tarde dejarse llevar por una anarquía que ni el propio técnico supo atajar. Al final el justo 66-72 pone a Illesca rumbo a Cáceres y a Plasencia, de vacaciones veraniegas.