El triunfo en el derbi regional de la LEB se quedó en Plasencia. Los jerteños superaron por 70-52 al Cáceres 2016, que acusó en exceso la ausencia por lesión de su jugador más determinante, Josh Asselin. Los visitantes aguantaron durante los dos primeros cuartos, aunque la mayor altura placentina terminó por arrollar a los cacereños.

El Plasencia saltó a la pista con un equipo que presentaba una media de 2.03 metros de altura, mientras que los de Ñete Bohigas escasamente si llegaban al 1.94. Esta circunstancia se tradujo en una diferencia reboteadora abismal (45-25), que en realidad fue la clave para el éxito.

El choque comenzó con una indisimulada tensión que atenazó a los diez jugadores que saltaron al parquet. Durante los tres primeros minutos ninguno de los dos equipos fue capaz de encestar, hasta que Cuthbert Victor anotó dos tiros libres.

Al Cáceres la sequía se le extendería un minuto más, hasta que Francesc Cabeza hiciera la primera canasta en juego del partido. El desorden se había adueñado del primer periodo y la fórmula por la que apostaron desde los banquillos fue cambiar a los directores de orquesta. Carles Canals y Nando Vicario saltaron a escena, pero el panorama no cambió. El flojísimo primer acto se cerró con una resultado tan escaso como ridículo (7-9).

El segundo cuarto ganó en alegría y Vicario, con cinco puntos consecutivos, y un triple de Kerry Blackshear marcaron la máxima ventaja hasta el momento (11-17).

En esos momentos, fue el Plasencia el que insitió con mayor fortuna en el juego interior, dada la ausencia de Josh Asselin. Canals lanzó con acierto un triple que puso el marcador en 18-17. El 7-0 de parcial que endosaron los locales al cuadro de Bohigas les devolvió el testimonial mandato del choque.

MAXIMA IGUALDAD El encuentro se animaría con dos mates espectaculares de Howard Brown y de Juanjo Triguero y el marcador seguiría apretado hasta el ecuador (28-27, al descanso).

El Plasencia lo tenía claro y tras la salida de los vestuarios sus jugadores se desprendieron de la máscara conservadora que habían lucido en los primeros 20 minutos. El ritmo del partido cambió radicalmente y la locura se apoderó del derbi en algunas fases. El Plasencia supo convivir mejor con esta nueva situación y tomó una ventaja que fue aumentando paulatinamente hasta quedarse al filo de los diez puntos en el bocinazo final del tercer cuarto (52-43).

En los últimos diez minutos, el Cáceres dejó al aire sus carencias y la dependencia que tiene de Asselin. La victoria local nunca correría peligro y el marcador tomó su máxima diferencia casualmente en el 70-52 final.