El Plasencia Galco obtuvo una victoria de gran valor en casa de uno de sus rivales directos en la clasificación, el Bruesa GBC que queda ahora por debajo de los extremeños, tras realizar un gran encuentro defensivo para obtener su segundo triunfo de la temporada. El libreto que repartieron a la entrada del polideportivo hablaba de que el Plasencia era un plantel "llamado a sufrir en la Liga LEB", pero tras este resultado esta claro que mayor cuota de angustia les va a corresponder a los vascos, que se hunden abajo.

Las alternativas en el marcador fueron constantes en los primeros 20 minutos, con diferencias para uno u otro equipo siempre remontables y eso tras demostrar los cacereños un dominio insultante en el rebote ofensivo y defensivo, que no se tradujo en muchas ocasiones en canasta, a pesar de gozar de segundas y terceras posesiones.

Comenzó muy serio el conjunto que entrena Dani García, con el base Rodrigo San Miguel como estrella --suyos fueron seis de los primeros ocho puntos de su equipo-- quien estuvo además muy bien secundado por los lanzamientos exteriores de Cilla y el trabajo oscuro pero efectivo del americano Hakeem Ward.

Plasencia Galco dominó con algún apuro el primer cuarto, que finalizó con 19-20 gracias a una canasta sobre la bocina de Cilla, que hacía justicia a los méritos de los extremeños y dejaba allanado el camino para un segundo cuarto en el que se vio un juego magnífico por parte del cinco de Plasencia.

El veterano José Luis Galilea trató de echarse el equipo a sus espaldas, pero se encontró con un muro de contención, en forma de defensa 3-2.

FINAL EMOCIONANTE Tras el descanso volvió a la pista San Miguel, que había recuperado el aliento durante unos minutos para volver pleno de acierto a la gestión del juego de los verdes y seguir manteniendo a raya a un Bruesa que no tiraba la toalla.

El tercer cuarto para los guipuzcoanos se convirtió en una tumba para sus aspiraciones. San Miguel ofrecía un máster en dirección y gestión de ataque de un equipo de baloncesto, al tiempo que la estrella de Mario García languidecía un tanto y era el joven jugador, cedido por el Forum Valladolid, el que se bastaba y sobraba para llevar a Plasencia Galco a coger una distancia interesante para sus objetivos (39-45).

El despertar de Lewin, cuando parecía que el final sería tranquilo para el Plasencia, dio vida a los vascos, que se pusieron a tres puntos (70-73 a quince segundos). Una pérdida de Ward otorgó la última posesión y la posibilidad de prórroga a los donostiarras, pero la malgastarían.