El Plasencia sigue sin encontrar el rumbo esta temporada y encajó su tercera derrota consecutiva en la pista del Drac Inca (70-53). Los mallorquines, en cambio, cuentan sus actuaciones por triunfos y su afición, volcada totalmente con sus colores, ya sueña con gestas mayores.

El Plasencia llegó con opciones a los minutos finales, pero todas sus esperanzas fueron aniquiladas por el base balear Joan Riera (21 puntos) con tres triples casi consecutivos. Su acierto incontestable acabó con cualquier atisbo de resistencia de un equipo, como el Plasencia, que demostró en Mallorca muy poca capacidad de reacción ante las circunstancias adversas.

El quinteto extremeño saltó algo despistado y tardó varios minutos en plantar cara ante un rival que, con el apoyo incesante de su público, casi siempre estuvo por delante.

El equipo visitante sólo disfrutó de una pequeña ventaja en el marcador a falta de seis minutos para el final del primer período (7-8), ya que, a partir de ese momento, los locales mandaron en todas las facetas del partido, llegando a tener hasta 16 puntos de ventaja en el segundo parcial (31-15), que fue la máxima.

El Drac Inca, que ha empezado con buen pie al ganar todos sus primeros partidos, mantuvo el control, pero también cometió errores, especialmente la selección de tiros, y permitió una cierta reacción del Plasencia, que al finalizar la primera parte perdía de sólo seis puntos (36-30). Ya a esas alturas era motivo de preocupación para los visitantes las flojas actuaciones de sus americanos, Joseph y Ward.

HUNDIMIENTO En la reanudación, los extremeños salieron mucho más entonados, y prueba de ello fue su acierto en la canasta rival. En el minuto 5 del tercer cuarto, de nuevo, el equipo de Dani García volvía a ponerse por delante por un punto (37-38), aprovechando un despiste general en el Drac Inca, que obligó a su entrenador, José Luis Abós, a pedir un tiempo muerto.

Parecía más entero el Plasencia y, desde luego, con mayor rigor defensivo y más acertado en ataque. Esa fugaz demostración de poderío visitante fue cortada de raíz por Riera, que masacró a los extremeños con triples desde todas las posiciones. El sólo decidió el partido.

Con el acierto de Riera y la flojera generalizada en el Plasencia, que se sumó a la fiesta local con pérdidas de balones y pésimas selecciones de tiro (el parcial del último cuarto fue de

21-8), el partido entró en su recta final ya totalmente decidido.