Hacía muchos años --18, en concreto-- que no se jugaba un Viernes Santo al baloncesto en Cáceres. En aquella ocasión fue un partido de la segunda fase de la temporada en la que el Cáceres CB logró el ascenso a la ACB. Su oponente fue el Canarias, al que doblegó. Esta tarde (19.00 horas) el que se mide al heredero de aquel mítico club es el Ourense, esta vez con el objetivo de acercarse mucho a poder disputar los playoffs también por subir de categoría.

Y es que, tras superar a domicilio al Vigo el pasado domingo (47-63), el Cáceres 2016 ya sabe que la llave para ocupar como mínimo la novena plaza está en su cancha. Ganar hoy a los gallegos y dentro de dos semanas al Cornellá supondría la clasificación prácticamente matemática. Es una oportunidad que no se puede despreciar. Y en el vestuario --en el que muchos jugadores tienen incentivos en sus contratos por jugar los playoffs -- lo saben y están mentalizados.

DIA POLEMICO Que el choque sea en festivo ha molestado a algunos aficionados, fundamentalmente a los que tenían previsto viajar fuera de la ciudad y a quienes querían ver íntegramente la Procesión Magna. Resultaba difícil contentar a todos en una situación así. No era aconsejable adelantar el partido debido al largo viaje del domingo desde Vigo. Tampoco el público ha dado buenas respuestas cuando las citas han sido los domingos, mañana o tarde.

El Cáceres 2016 espera contar con el aliento de una hinchada ilusionada con la deriva en positivo que va tomando la temporada. El equipo no pierde en casa desde la primera vuelta, ante el Tenerife, mostrando la mayoría de las veces un juego efectivo y a ratos espectacular. Bajo estos parámetros, Ourense debería ser víctima propiciatoria, porque, pese a su agónica victoria del pasado domingo ante el Breogán --con un triple desde 8 metros de Sean Ogirri en el último segundo (64-63)--, está siendo uno de los peores de la segunda vuelta y con 13 triunfos está igual de cerca del playoff de ascenso que del de descenso.

Lejos queda la cita de la primera vuelta, en la que los de Gustavo Aranzana fueron arrollados (80-62) en lo que era sin duda el mejor momento de la temporada del equipo de otro veterano de los banquillos, Paco García. Sin embargo, los extremeños no tenían entonces ni al decisivo Carlos Cherry ni a los crecientes Shawn Taggart --en el camino de reestablecerse de la gastroenteritis que le ha aquejado en los últimos días-- y Kaspars Berzins.