CACEREÑO - 1: Vargas, Palero, Mansilla, Gonzalo, Toni, Leo Ramírez, David Cuerva, Amaro (min. 82, Ale), Martins (min. 66, Ocaña), Aarón y Valverde (min, 82, Allan Machado.

ASTORGA - 1: Javi, Manu, Juanra, Antonio, Víctor, Cristian, Lago (min. 90, Uña), Víctor Andrés (min. 74, Pino), Roberto Puente, David Bandera e Ivi Vales (min. 59, Saúl).

GOLES: 1-0-Min. 45: Antonio Amaro. 1-1-Min. 56: David Bandera.

ARBITRO: Fernández-Montes López. Tarjetas a los locales Leo Ramírez (acarrea suspensión), Martins y Valverde y a los visitantes Cristian, Víctor Andrés, Pino, Puente y David Bandera.

No ganar al último clasificado en casa es siempre un paso atrás. Lo dio el Cacereño, incapaz de vencer al colista Astorga (1-1) en un duelo irregular, resuelto a partes iguales entre los destellos y los desajustes.

Tuvo el CPC una muy buena oportunidad para alejarse aún más de los puestos de peligro, pero desprovechó la opción de superar a un entusiasta rival, tácticamente rico en matices pero técnicamente, de largo, el peor de los visitantes este año del Príncipe Felipe.

Pero a este Cacereño en el que siguen brillando las individualidades (Leo Ramírez, Antonio Amaro, David Cuerva y Toni, fundamentalmente), hay varios problemas graves, todos ellos relacionados negativamente con la continuidad. Llega fundido a los finales de encuentro (¿es la preparación física la adecuada? ¿hay más condicionantes que impiden que el equipo tenga equilibrio?, evidentemente sí) y acusa golpes como el de ayer de un oponente netamente inferior, que se encontró con un tanto en el inicio de la segunda parte que no pudo ser contrarrestado por los verdes.

Pero es que el grupo de Angel Marcos fue fiel a sus conceptos en el primer tiempo, que terminó con ventaja gracias al espléndido gol de falta en los estertores de Amaro.

Antes, con la losa del campo, los dos equipos pretendieron jugar al fútbol. Con Leo en el campo es casi imposible que esto no suceda. El canario, que será baja el próximo domingo por tarjetas, alumbró al equipo siempre que pudo, secundidado por el virtuosismo de Cuerva y Amaro, éstos disminuidos por problemas físicos y a los que hay que alabar su profesionalidad.

El encuentro tuvo en el inicio un penalti a Toni no pitado por el árbitro, un colegiado meticuloso al máximo. El Astorga, bien adiestrado por Paulino, contestó con una gran oportunidad de David Bandera en el 17, rematando de cabeza fuera incomprensiblemente ante Vargas.

Cuerva lo intentó desde lejos a la media hora, pero se encontró con la mano salvadora de Javi. El encuentro ofrecía por entonces un toma y daca saludable. La delicatessen de la falta a gol de Amaro recompensó el desempeño local en los últimos minutos de este primer acto.

SEGUNDA MITAD El Cacereño, adherido a su fiabilidad en casa, dejó hacer a un Astorga hipermotivado, aunque muy endeble como conjunto ofensivo. Cuando menos se esperaba, quizá, se encontró con un tanto de Bandera tras obviar el árbitro un fuera de juego anterior (m. 56).

Daba igual. Había tiempo para enmendar la plana. Marcos tardó en exceso en dar entrada a Ocaña y, sobre todo, a Ale, un futbolista que será importante en poco tiempo con su velocidad, descaro y verticalidad. Desde luego, su presencia en el terreno de juego amenaza al rival.

Se afanó el CPC en sus ganas de llevarse el partido, pero no estaba fresco. Se notó también el problema en el hombro de Carlos Valverde, que en condiciones normales hubiera aprovechado de mejor manera las dos oportunidades de las que dispuso.

Mansilla falló lo infallable, en línea de gol, a la salida de un córner. Envió el balón a las nubes (m. 70) y marró así el que debió ser el 2-1. Para el Astorga, era bueno el empate, pero con un poco más de tino adelante pudo haberse llevado incluso los tres puntos. No ocurrió así porque sus puntas no estuvieron finos.

La entrada de Allan Machado provocó algo de movimiento adelante, pero se habían ido ya Valverde y Amaro por puro desgaste. El esfuerzo de Aarón peinando balones tampoco tuvo su fruto. La tuvo Ocaña, la tuvo el brasileño, pero el encuentro estaba predestinado al empate. Es un punto más, sí, pero habría que afinar más en estos encuentros claves para el objetivo. El Cacereño, a cuestas con sus problemas, no debe perdonar. Que el invierno y el año se adivinan duros. Muy duros.