Cacereño: Pedro, Jony, Lucas Caballero (min. 56, José Miguel), Ema, Héctor, Sergio Céliz, Pablo Rotundo (min. 78, Jorge), Juanqui, Mato (min. 67, Roberto), Sergio y Cantarutti.

Moraleja: Capea, Alberto, Liberal (min. 35, Andrés), Héctor, Oscar, Kodro, Joan (min. 70, Chorro), Juanje, Edu, Chuma (min. 56, Nelson) y Nacho.

Goles: 1-0, min. 16: Pablo Rotundo. 2-0, min. 45+: Cantarutti. 3-0, min. 63: Cantarutti. 3-1, min. 89: Héctor.

Arbitro: Núñez Cuello (1). Expulsó por doble amarilla al visitante Alberto (36´) y por roja directa al local Ema (59´). Amarilla a los locales Héctor, Cantarutti y Pedro y a los visitantes Oscar y Chorro.

Incidencias: 300 espectadores en las gradas del Príncipe Felipe. Tarde fría y césped en muy mal estado.

Reparto de errores y pobre imagen del Cacereño en su victoria ante el Moraleja. El vicecolista demostró su condición al flojear en la retaguardia regalando un par de goles y también su falta de pegada para poder sumar puntos: falló dos penaltis, estrelló un balón en el larguero y erró una ocasión a puerta vacía.

Al menos le quedará el regusto --que de nada vale-- de haber tuteado al Cacereño en su casa. Los de José Manuel volvieron a estrellarse en el aburrimiento, en la falta de conceptos y sólo superaron a su rival por la diferencia de calidad de medio campo hacia adelante, pues el escaso fútbol que hubo ayer en el Príncipe Felipe lo hizo el Moraleja y la balanza de ocasiones se inclinó también del lado visitante, a pesar de sus carencias.

Que los verdes no pasan por su mejor momento es un secreto a voces, pero no es menos cierto que la clasificación perdona la falta de juego y premia las victorias, lo que al cuadro cacereño sí le está sirviendo para albergar esperanzas de poder seguir alimentando un objetivo en el que nadie en el club cree ciegamente.

Los de José Manuel se permitieron fallar un penalti con 1-0, pero Cantarutti se desquitó con dos goles antes de que el Moraleja marrase dos penas máximas y una ocasión a puerta vacía. El 3-1 final en jugada ensayada de córner también desnuda la falta de concentración de los locales.