Unas 4.000 personas disfrutaron del derbi en el Nuevo Vivero, con color albinegro en las gradas. Sólo asistieron medio centenar de aficionados del Mérida, de las peñas Benítez y Legiones Sur, entre otras, que animaron sin cesar a su equipo rodeados de un cordón policial de más de quince números .

Por su parte, las peñas locales, divididas en los fondos norte y sur, llevaron con sus gritos en volandas a su equipo hasta la media hora de juego y a partir del gol emeritense se hicieron más notar los cánticos visitantes. En los graderíos el malestar principal se centró en las decisiones del colegiado madrileño Ortiz Blasco, protagonista negativo del encuentro, que se equivocó en casi todas las decisiones importantes.

Los comentarios al descanso eran de decepción en los pacenses, que habían visto cómo el Mérida en su único disparo a puerta en la primera parte había logrado adelantarse en el marcador. Aún así, peñas como Infierno Pacense y Centenario, entre otras, quisieron ondear sus banderas para impulsar a los jugadores de Nene Montero. En el descanso, los bocadillos de jamón serrano sustituyeron a las palabras, aunque tuvieron un sabor amargo para los aficionados pacenses, que no pudieron ver la victoria de su equipo ante el eterno rival .

El público no se levantó de sus asientos hasta el último suspiro del choque, aplaudiendo especialmente las acciones de Charly y haciendo los primeros comentarios sobre los nuevos fichajes, que no brillaron en ningún caso en la parte local, mientras que en los emeritenses marcó el recién llegado Dopico.