A Ñete Bohigas le cuesta incluso hablar. Son las doce de la mañana de un sábado en el que a él le hubiera gustado estar en Zaragoza, en la fase final de la Copa del Príncipe. "Lo único que se me ocurre es que tenemos la obligación de entrenar con los que estamos el próximo lunes a las once. Tenemos siete fichas profesionales. No sé, no sé", balbucea el técnico.

Primero fue Washington. Después, Higgins. Luego, Sallier. El último, concretado el viernes por la noche, Johnson. El Cáceres es un equipo atípico, que encadena desgracias una tras otra tras la imposibilidad de la directiva de concretar el adelanto de las subvenciones, que puede confirmarse --y van...-- la próxima semana, según el club. Los jugadores extranjeros, uno a uno, se van a otros lugares ante los reiterados impagos, con tres mensualidades pendientes.

Hacen falta al menos tres o cuatro triunfos para lograr la permanencia en la LEB, verdadero objetivo del club, tal y como están las cosas. Pese a los dos últimos triunfos, de caracteres heroicos, nadie asegura, hoy por hoy, que el Cáceres se salve. Los tres próximos partidos son clave, pero, si nada cambia, se afrontarán en situaciones extremas, con sólo siete fichas profesionales, ya que hablar ahora de nuevas contrataciones es aventurarse en exceso. Aun así, el trabajo sigue: "Sí, sí, llevamos viendo videos desde que se fue Washington; a Stacey lo teníamos ya, pero...", dice Bohigas.

Tarragona, Inca y Ourense serán los próximos rivales. Los tres son de la zona baja. Nadie quiere pensar en perder, pero la actual situación no dispara, precisamente, el optimismo.