Después de un largo tiempo en el que vivía más en el gimnasio que en el campo de entrenamiento, Ronaldinho se ha visto sometido en pleno invierno a una insólita pretemporada. Aprovechando que padecía una tendinitis rotuliana en la rodilla izquierda, el brasileño ha trabajado de forma individual. Y a diario. Incluso en sesiones dobles. Todo con un objetivo: recuperar la velocidad y la explosividad, virtudes principales de su estilo de juego.

Pero esos aspectos físicos, después de tantos meses de no trabajarlos, no se recuperan en un mes. Contra quienes le acusaban de "gordo", ha perdido peso --entre 3 y 5 kilos--, pero su forma no mejora y cada vez hay más dudas de que este plan dé sus frutos en un futuro, sobre todo, si su ritmo de vida no cambia.