Dos años cumple mi humilde colaboración con este diario, cuyo comienzo coincidió con artículo dedicado a la trágica muerte del sevillista Antonio Puerta. Coincidencia a la cual también aluden algunos especialistas médicos a la hora de valorar la fatalidad de éste y la reciente de Jarque, y sobre las cuales no va ser este ignorante en la materia, quien genere la menor discrepancia. Entre ambos siniestros se dan varias similitudes: jugadores de elite, jóvenes, de cantera, internacionales y a la espera de convertirse en papás en el momento de la tragedia. Sin embargo, la más relevante, desde el punto de vista deportivo, es la coincidencia de fechas.

Los clubs suelen estar dotados de los mejores medios técnicos y humanos para analizar la capacidad de sus jugadores: medición estadística e informatizada de cargas, de esfuerzos, de recuperación, de progresión, etc., pero el corazón, visto lo visto, debe ser un órgano delicado, complicado, y además vulnerable a cuestiones que van más allá de lo estrictamente físico.

Para muchos, la época vacacional, es tiempo de descanso físico, pero en cambio, para otros tantos, es momento de gran actividad mental, época de balances sobre pasados y programaciones de futuro. En el deporte de élite, los nuevos proyectos, los nuevos objetivos, los nuevos compañeros, el nuevo lugar y la incertidumbre ante la capacidad de adaptación a tanto cambio, son atenuantes para la presión a la que ya de por sí la competición les somete. No digamos si el jugador se convierte en un jugador megafichado, megamediático o megasometido a los vaivenes de los clubes. Los técnicos que día a día trabajan con el jugador, son quienes intuyen si estará a la altura de lo pagado, de lo proyectado y de los objetivos programados. Pero también, y como le ocurre a veces con los aspectos físicos a los especialistas, solo pueden intuir, que no verificar, la carga emocional que el deportista soporta, y cuyas consecuencias siempre son imprevisibles.

Es considerable el numero dirigentes deportivos que han cuestionado el sistema de gestión del actual presidente del llamado mejor club de la historia. Aluden a precios satisfechos y sus consecuencias deportivas y no deportivas. Un servidor se suma a esta crítica, pero sobre todo en base a cuestiones personales y emocionales, más importantes éstas para la mayoría de los jugadores que las deportivas o económicas.

Es cierto que los dirigentes suelen ser hábiles e inteligentes gestores, mucho de ellos con gran bagaje en el mundo de la economía, aunque en ciertos casos, deficitarios en el sector de la actividad deportiva. Habrá que considerar que no todos los deportistas pueden llegar a tener esa inteligencia, muchos menos esa experiencia, y que al fin al cabo son jóvenes trabajadores y máximos soportadores de la presión del público, de los medios y de los resultados deportivos y económicos de la empresa. Algo esto, que se reorganiza en la mente, el corazón y las piernas del futbolista, en muchos casos con prisas, y además, casi siempre en estas fechas. Malditas pretemporadas. Sentido pésame al españolismo, a la familia Jarque en particular, y la futbolística en general.