La primera acepción del diccionario de la palabra príncipe es "primero y más excelente, superior o aventajado en algo". La segunda: "título que se da al hijo del rey, inmediato sucesor en el trono". Y la tercera, "cada uno de los grandes de un reino o monarquía". Los motards supieron un sábado que se habían quedado sin rey y, dos días después, el príncipe Jorge Lorenzo reinaba con mano de hierro y autoridad el territorio del monarca lesionado.

Lorenzo se presenta hoy en Montmeló con unos números impecables, 4 victorias en 6 carreras, 2 segundos puestos y 140 puntos de 150 posibles. Son números de príncipe, de heredero, de aspirante, de favorito, de bicampeón venido a más. Y es que solo Valentino Rossi ha conseguido los logros de Lorenzo en los últimos cinco años. Porque el mallorquín, que arrasó en sus dos últimas temporadas en 250cc, se convirtió en rookie del año en su presentación, conquistó el subcampeonato en su segunda participación y ahora, en su tercer curso en MotoGP, no solo es líder sino el principal y, de momento, único favorito a heredar la corona de Rossi.

Hasta que sufrió su primer accidente serio, precisamente en uno de los poquísimos errores de pilotaje que ha cometido en su vida (dejó enfriar los neumáticos y, cuando aceleró, su Yamaha le escupió por las orejas), Rossi no se había ausentado ni un solo día, corriendo 230 grandes premios seguidos. Era, pues, difícil suponer que, un día u otro, el campeonato haría frente a una contingencia de esa importancia.

"Yo sí pensaba qué podía pasarnos si Vale se lesionaba", explica Carmelo Ezpeleta, máximo responsable del Mundial. "Y lo pensaba, porque tengo la obligación de dibujar, de plantearme, escenarios adversos para intuir cómo superarlos". Ezpeleta reconoce que han pasado la prueba del algodón y confiesa que "la personalidad, la autoridad, el estilo, las ganas y la ilusión de Lorenzo nos ayudan mucho".

Todo muy previsible

Lorenzo, cuyo día a día está, con y sin competición, dedicado por entero a las carreras, a su entrenamiento, no tiene la sensación de estar haciendo nada especial. "Esto es muy largo y, al igual que ocurrió cuando debuté en el Mundial, cuando gané mi primer GP, cuando di el salto a 250cc, cuando conquisté uno y dos títulos en dosymedio, cuando debuté en MotoGP, logré mi primera pole y obtuve mi primera victoria, lo de ahora, liderar el Mundial y vivir sin Vale en Yamaha, es un paso más". Es cierto, auténtica verdad, que Lorenzo jamás ha pensado en el papel que jugaba en ese equipo. A él lo ficharon para ser el mejor. Y a eso se ha dedicado durante los últimos tres años.