EXTREMADURA 2: Flavio (Toni García, M. 46); Jairo, Dani Fragoso, Jonathan, Zamora; Capi (Víctor, M. 57), Lolo (Pedro José, M. 70), Marco, Zurdo (Roberto Carlos, M. 65); Manuel (Nandi, M. 70) y Rubenilson (Pichi, M. 70).

REAL MALLORCA 0: Alberto (Miki, M. 46); Cortés, Fernando Niño, Nadal, Poli; Marcos, T. González; Ibagaza, Novo, Enric (Campos, M. 46) y Bruggink.

GOLES: 1-0 M. 24: Rubenilson. 2-0 M. 25: Zurdo.

ARBITRO: Gómez Navarrete (Extremeño). Bien hasta que quiso complicarse la vida. Cuando volvió a la normalidad, sin problemas. Expulsó a Ibagaza (59´) y amonestó a Capi (47´) y a Cortés (49´).

Desquiciado acabó el Rey de Copas anoche en Almendralejo mientras su rival, el nuevo Extremadura de Cisqui, ofreció una prometedora imagen en su estreno ante la hinchada azulgrana al tiempo que se llevaba el Trofeo Ciudad de Almendralejo con todo merecimiento. El Mallorca, que terminó siendo una caricatura de equipo, con su técnico recriminando al árbitro y su central, Fernando Niño, casi reñido con el mundo, fue muy inferior en casi todo al cuadro local. Ni en actitud, ni en disposición, ni en cuanto a su dibujo, mereció mejor suerte que la que tuvo. Casi se bastó Manuel, el eterno O Bruxo , para desnudar las carencias de un conjunto que parece distar mucho de que acabó el pasado ejercicio.

El bloque local, que ofreció una pinta estupenda de inicio, entró en el partido muy concentrado y con las ideas muy claras. Aunque tenía enfrente al mismísimo campeón de Copa, intentó dejar su sello y se colgó de la que pretende que sea su personalidad como temprana declaración e intenciones. Con un buen manejo de balón, dándole los galones a Marco y tocando en corto buscando permanentemente el desmarque, a los de Cisqui sólo les faltaba profundidad. Capi no acababa de romper por la banda diestra y Zurdo, especialmente motivado, se las veía con Cortés en la izquierda.

UN ESPESO MALLORCA

El Mallorca, muy espeso, sin ser capaz de evidenciar un juego mínimamente coordinado, se movía por impulsos individuales de muy poca chicha. Con todo, Jairo tuvo que emplearse a fondo para quitarle el balón de la bota a Bruggink cuando se disponía a rematar (m. 18).

En esas andaban cuando apareció Manuel. Un robo de balón, y de cartera, ante el mismísimo Nadal permitió al gallego poner el 1-0 en la bota de Rubenilson, que sólo tuvo que prolongar a la red (m. 24).

Sólo un minuto después perseveró en la suerte y, tras otro robo, dejó el cuero a Capi, que centró, y Zurdo, viniendo desde atrás, firmó el segundo cruzando imparable (m. 25). Pudo sentenciar el propio Zurdo, pero lanzó desviado (m. 35). Antes, Flavio salvó sobre la raya un balón de Bruggink (m. 29). Al descanso, el 2-0.

La expulsión de Ibagaza en el amanecer de la segunda mitad vino a complicarle las cosas a un Mallorca que intentaba reaccionar y que terminó desquiciado y repartiendo cera sin cuento. Los azulgranas siguieron a lo suyo y en pleno recital de cambios, para equilibrar esfuerzos, Cisqui seguía exigiendo la máxima concentración y la actitud que llevaba a su equipo por el camino del triunfo.

Al margen del marcador, y de las expectativas que necesariamente ha de crear, el trofeo sirvió para probar efectivos y dibujos tácticos. Todo salía a placer con la impotencia malloquinista como testigo.