Ronaldinho, sin firmar una actuación extraordinaria, fue el gran protagonista. Apareció en el momento oportuno, cuando más se le necesitaba. Y lo hizo para decidir. Rijkaard ganó el partido en los cambios, aunque a su favor también jugó la expulsión de Figo. La entrada de Luis Enrique y Kluivert fue decisiva. Este le dio más velocidad a un Bar§a que, hasta entonces, sólo buscó el gol con balones largos a Saviola, al que le costó moverse con habilidad entre Raúl Bravo y Helguera. Kluivert fue una amenaza constante en los balones aéreos y Luis Enrique ofreció garra. Cambiasso y Solari, dos obreros del fútbol, eclipsaron a los galácticos. Les robaron el protagonismo gracias a que poseen un carácter muy competitivo. Le dieron fuerza a un Madrid que acusó en exceso la ausencia de Ronaldo. Raúl no se sintió cómodo como delantero centro, como siempre.

*Exentrenador del Real Madrid.