Dice Francisco Pedro Más Pérez, Pucho, que a sus 27 años es un «joven veterano» en esto del fútbol, donde ya ha dado muchas vueltas. Es de esa estirpe de futbolistas trotamundos que dejan su sello allá por donde pasan. Lo está haciendo en el Cacereño, con el que sumará una nueva fase de ascenso a Segunda B a las cuatro que ya ha jugado antes. Eso sí, nunca lo había hecho desde el puesto de campeón. «Y ser primero da un plus», recuerda con orgullo pero también con el peso de todo el camino recorrido hasta llegar a este momento: «Nada ha sido fácil, hemos trabajado mucho, con rachas buenas y también malas», recalca.

Al Cacereño, con la mente puesta ya en el sorteo del 15 de mayo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, le quedan dos tramites antes de encarar el todo o nada, el momento para el que empezó a prepararse a mediados de julio. Pucho no estaba entonces, pues no se incorporó hasta finales de septiembre proveniente de la Balompédica Conquense. Poco a poco se ha ido ganando un sitio en el equipo de Adolfo Muñoz, perjudicado, sin duda, por el mal estado del terreno de juego, un handicap con el que tiene que lidiar su buena calidad técnica, a la que suma una gran visión de juego para asistir a sus compañeros en el último y vital pase.

El césped, un handicap

«No solo está mal el césped del Príncipe Felipe, la mayoría de los campos de hierba natural a los que hemos ido estaban igual», recuerda Pucho, que no quiere pensar ni tiene preferencias en el rival para el ascenso: «Cualquier equipo será duro, tanto si es un filial, que suelen apostar por un fútbol más vistoso, como si no lo es, da igual. Lo que parece fácil, es que tengan un campo con un buen césped», añade en tono de buen humor.

Como buen futbolista (siempre cautos), Pucho prefiere no pensar más allá de la siguiente jornada y eso significa que el único partido que está en su mente es el de mañana ante el Valdivia (Príncipe Felipe, 12.00 horas), un trámite, sí, «pero importante para cerrar la liga regular en casa con buen sabor de boca». El club, además, prepara una fiesta, con barbacoa y paella gratis tras el partido.

La consecución del campeonato ha sido un gran paso, pero no el definitivo. Por eso Pucho solo le pone una nota de 8 a la temporada. «Los dos puntos restantes mes los guardo para la fase de ascenso» Play off que el Cacereño encara en un buen momento, «en una dinámica muy buena».

Como trotamundos del fútbol, Pucho ha pasado ya por muchos vestuarios y vivido ambientes de todo tiempo, por lo que sabe que es clave para conseguir los objetivos marcados. Y por eso es capaz de decir que el del Cacereño, «más que un vestuario, es una familia». Elogia el trabajo de todos sus compañeros, sobre todo de los que cada semana se quedan fuera de la convocatoria, «porque siguen trabajando como el que más».

Reconoce del mismo modo que no es fácil pasar tanto tiempo lejos de la familia, aunque es lo que él ha elegido. «Estoy luchando por un sueño», cuya próxima parada es el ascenso a Segunda B y, por qué no, repetir con el Cacereño en la categoría de bronce. «Aquí estoy bien». Y en la grada cada día se le aprecia un poco más.