Dando vigencia a sus particulares maldiciones , el Extremadura fue incapaz de ganar en Badajoz. Como viene siendo norma en los derbis desde los años 70, como es pauta habitual en este 2006 a domicilio, otro viaje de vacío. Otros dos goles en contra, otro domingo sin marcar... A la afición almendralejense se le pintó en la cara la decepción en las puertas del recinto deportivo pacense. Todo lo contrario de lo que decían los rostros de los albinegros. La felicidad era casi completa. Dos partidos ante dos equipos extremeños, dos derbis al fin y al cabo y seis puntos de oro que pueden ser definitivos.

Y la imagen que daban ante un Extremadura que terminó disolviéndose como un azucarillo y siendo un rival tan timorato como previsible.

No merecía eso una afición que madrugó para dejarse notar en Badajoz. Para aguardar, en sensible número, a su equipo en las puertas del estadio. El autobús entró marcha atrás en a las 16.18 horas de ayer y así casi le fue todo el partido de ayer en el Nuevo Vivero.

Insípido 0-0 al descanso

El 0-0 del descanso terminó por no satisfacer a nadie y se habló de méritos y deméritos en busca de liguillas y permanencias, que estás procesiones futboleras también van por barrios. Luego llegó el marcador de Mérida y el hilo de las conversaciones cambió de tono.

En el palco los presidentes de ambos clubes, Manuel Pérez Lozano y Pedro Nieto, liderando sus representaciones, Antonio Guevara, en clave federativa, el expresidente pacense Antonio Ballesteros... Otros expresidentes, Del Camino, Castillo, Macías..., en el graderío. Este último contando su reciente estancia en Liverpool a Luis Rodríguez Ardila, el ojeador pacense de los reds . Cerca, los Gómez-Landero, Paco Ramos... Y las aficiones entregadas con sus respectivos colores.

En los prolegómenos se hizo entrega del ´Trofeo Rafa Pozo´ a David Cabello, que recibió el galardón y el cariño y el reconocimiento de la grada pacense. Era uno de los que habían vestido las dos camisetas. Otro, Raúl García, tiró al palo en el minuto 3 de partido y se fue ovacionado por el público de los dos bandos cuando se retiró. La retirada de Cabello tenía otra cara en el protagonista. Volvió a ser el sempieterno sacrificado y lo aceptó con deportividad pero a regañadientes. Lo que nadie podrá empañar es que fue el protagonista justo antes del partido y que se llevó el cariño de una afición que lo recuerda para bien.

Por lo demás, jornada de convivencia entre dos aficiones que se aprecian y se respeta y un excelente ambiente en un Nuevo Vivero donde, puestos a destacar algo, hay que subrayar el buen trato y las facilidades. Gracias, Evaristo, pero extensibles a las personas que trabajan en el recinto deportivo pacense, incluidos los guardias de seguridad de la puerta que saben elegir de la mejor manera. Hasta la próxima.