En el ciclismo de hoy en día nadie osa atacar de lejos. Las exhibiciones han pasado a mejor vida. En el ciclismo contemporáneo, tanto el que se practica en el Tour como en la Vuelta, solo vale ya demarrar en los últimos kilómetros del último puerto, llámese como se llame, ayer Cotobello (Asturias). Las grandes rondas, sean la francesa o la española, se ganan por segundos, eso sí, por segundos de oro. Y así llegan los triunfos... para Alberto Contador en París y quién sabe si para Joaquim Purito Rodríguez el próximo domingo en Madrid.

TRIUNFO DE MIKEL NIEVE Si se ataca de lejos, tal como hizo Ezequiel Mosquera, el domingo en los Lagos, o Frank Schleck, ayer en Cotobello, siempre hay un gregario de lujo del líder (ayer Roman Kreiziger) que se exprime para su jefe, que lleva a todas las figuras a un ritmo asfixiante y que hasta parece que su bicicleta hable para decirles a todos que "aquí no se mueve nadie".

En el ciclismo contemporáneo los únicos que triunfan en solitario con minutos de ventaja son los más listos (el domingo, Carlos Barredo, en los Lagos) o los más fuertes de la escapada (ayer Mikel Nieve, del Euskaltel, que dedicó la victoria a su compañero Igor Antón, caído en combate). El resto debe jugarse la suerte de la general por un mínimo puñado de segundos. Y eso es lo que ayer tenía claro Purito , más cerebral que nunca. Da la sensación de que el ciclista catalán ha aprendido de su error en Andorra cuando se olvidó de comer.

Purito sabe que en la etapa pirenaica cedió un minuto, cargado de segundos de oro, como lo eran los 33 de ventaja que ayer sacó a Vicenzo Nibali en Cotobello. 33 segundos que lo catapultaron a lo más alto de la general de la Vuelta a España 2010. Fue un ataque seco e inteligente. Purito sabía que el último kilómetro era el más salvaje. Esperó a que se moviera Mosquera. El gallego fue algo así --y no era la intención-- como el lanzador del catalán.

El ataque de Mosquera fulminó por completo a Kreuziger. Nibali se encontró desprotegido y solo se mostró débil y demasiado endeble para llevar con gallardía la casaca roja recuperada por Purito .

"Espero no hacer una de mis contrarrelojes desastrosas porque me juego la Vuelta a España". Purito , diestro en las cimas, siempre tropieza contra el cronómetro. Hoy toca jornada de descanso. Mañana aguardan 48 kilómetros infernales.