Dani Pedrosa, piloto de Honda, y Valentino Rossi, de Yamaha, han dicho basta. Y más tras lo sucedido en el circuito de Laguna Seca (Estados Unidos), donde las motos con neumáticos Bridgestone se impusieron con claridad a las que usaban Michelin. Por eso ambos estallaron al final del gran premio y exigieron soluciones inmediatas.

El podio de Laguna Seca olía a goma quemada. A goma japonesa. A neumáticos Bridgestone. En los tres escalones estaban tres de sus pilotos (Casey Stoner, Chris Vermeulen y Marco Melandri) y, curiosamente, con tres motos distintas (Ducati, Suzuki y Honda), lo que significa que esas ruedas empiezan a ser magistrales. Rossi aún diría más: "Decisivas, son decisivas. Los pilotos de Bridgestone parecen practicar otro deporte, vuelan ¡vuelan!". Pedrosa también se lamentaba: "La diferencia, en estos momentos, es una barbaridad, ¡abismal!, no tiene sentido", afirmaba el campeón catalán. Ambos son los únicos que persiguen a Bridgestone, pero están ya a 44 y 66 puntos, respectivamente.

"A mí no me preocupan los 44 puntos de diferencia", comentó Rossi. "A mí tampoco me inquietan esos 66 puntos que me lleva Stoner, aunque sean ya más de dos grandes premios". A mí, lo que auténticamente me deja perplejo y casi casi sin respuesta es el medio minuto que los Bridgestone nos sacan ahora en la pista", añadió el campeón italiano. "Eso --agregó Pedrosa en Laguna Seca-- y saber si Michelin es capaz de plantar batalla a la fábrica japonesa. Y espero que sí sea capaz, lo han demostrado a lo largo de su historia".

La desesperación de los líderes de Yamaha y Honda en MotoGP es grande. "Yo solo puedo decir --explicaba con una sonrisa en los labios Rossi-- que, cuando alcancé a Dani, pensé: ´Mira, uno que está metido en la misma mierda que yo´´. Y, al final, lo pude pasar". "Cuando Rossi llegó a mi altura --contó el tricampeón catalán-- mi moto ya era inconducible. Al movimiento de la rueda delantera se añadió la trasera, que empezó a rebotar como una loca y por poco me tira en un par de curvas. No podía inclinarme en ninguna curva. Era desesperante, decepcionante, incomprensible".