Nacidos ambos en Tarragona, Dani Martínez (17-5-1994) y Pol Olivier (24-9-1994) son la joven conexión catalana del Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Ambos están gozando de protagonismo en la precaria circunstancia del equipo por su acumulación de lesiones. Buena ocasión para conocer un poco más cómo piensan en una visita a la hemeroteca de EL PERIÓDICO EXTREMADURA.

-¿Qué tal se llevan?

Dani Martínez: Muy bien. Nos conocemos desde pequeños y estuvimos jugando juntos en el cadete del Tarragona.

Pol Olivier: Tenemos un entrenador en común y siempre nos vemos en verano.

-¿Cómo supieron que volverían a jugar juntos en Cáceres?

D. M.: La gente se pensaba que lo habíamos acordado, pero no. Ni siquiera tenemos el mismo representante.

P. O.: Yo le llamé un día y le dije que me gustaba mucho una oferta que tenía de Cáceres. Y él me dijo que también.

-¿De niños quién era el bueno de los dos?

P. O.: Él, está claro. Era el más alto y además yo practicaba otros deportes hasta que me centré en el baloncesto siendo cadete. Fue cuando nos fichó Tarragona.

-Viven juntos. ¿Algún reproche del uno al otro en el día a día?

P. O.: Qué va. El otro día le dije: «Dani, no sé por qué, no hay manera de enfadarse contigo». Es que es un tío muy tranquilo. Él va a lo suyo.

D. M.: Es porque ya nos conocemos. No tenemos problema.

P. O.: Vivimos con Ola [Keshinro] y Warren [Ward]. Como el piso es un duplex y nosotros llegamos antes, elegimos primero la planta de arriba. Nos llevamos súper bien con ellos, pero quizás son más reservados y tienen sus propias costumbres.

-¿Cómo están viviendo la temporada del equipo?

P. O.: Yo, súper ilusionado. Es cierto que nos costó al principio adaptarnos, pero es que ahora estamos en una dinámica tan buena, ganando partidos importantes... Siempre te preguntas qué hubiera pasado si hubiésemos estado todos, sin lesiones. Hay que aceptarlo. Y todavía queda mucho.

D. M.: Desde el principio se marcaron unas expectativas y el runrún que había quizás nos afectaba un poco. El baloncesto es algo de dinámicas. Y cuando coges una buena, la aprovechas. Jugando con seis o siete jugadores hemos podido ganar algún partido, pero da rabia haber perdido otros, como los de Castellón, Barcelona B y Huesca.

-Al menos con tanta baja han podido jugar más minutos...

D. M.: Nunca gusta que sea porque otro compañero está lesionado, pero había que jugar y creo que hemos rendido, aunque no me gusta tirarnos flores. Espero que el equipo siga así cuando todo el mundo vuelva.

-Pol estuvo casi dos meses de baja. ¿Lo vivió con sufrimiento?

P. O.: Es algo que, quieras o no, te afecta, y más siendo mi primer año aquí. Dani me ayudó mucho. Me dijo que estuviera tranquilo. Podía haberme rayado mucho, pero vi la parte positiva, intentando hacer lo máximo posible: mirar, aprovechar, intentar aprender para cuando llegase el momento.

-Dani, ¿qué tal se siente como base, primero por la lesión de Pol y después por la de Guille Corrales?

D. M.: Odio tener que jugar por las bajas de compañeros, pero cuando fiché aquí hablé con Ñete de las cosas que podía hacer y esta era una de ellas, aunque fuese como un apaño. No quedaba otra que coger este papel. Ya me ocurrió la pasada temporada. Me gusta, aunque prefiero ser alero.

-¿Se dan consejos?

P. O.: Durante los partidos siempre vamos hablando, claro. Me gusta comentar las cosas si las veo. Él hace lo mismo conmigo y con los compañeros. Eso nos beneficia a todos. Con todo esto de las lesiones, si no vamos todos a una, estamos perdidos.

-¿No le sabe mal no haber jugado los minutos decisivos de los últimos partidos, pese a ser el base titular?

P. O.: Claro que se piensa, pero Dani lo está haciendo muy bien y si está enchufado no le vas a sacar de la pista. Si conseguimos victorias, da igual.

-¿Qué pasó en Huesca? Su entrenador dijo que «sobró corazón».

P. O.: Al final cometimos un par de pérdidas tontitas...

D. M.: Sí, pero también pasa que no te terminas de creer que en esas circunstancias pudiésemos ganar.

P. O.: Aunque quieras que no te afecte, que Warren se lesione en el segundo cuarto... acabas diciendo «¿otra?». Yo también tuve un golpe, pero se quedó en susto y volví. Estamos con el gafe todos.

-Pol viene de la liga universitaria estadounidense. ¿Cómo ha vivido la vuelta a España?

P. O.: Aquel es un baloncesto muy rápido. En mi primer partido recuerdo que en dos carreras me pregunté qué estaba pasando. Si coges el rebote, vas hacia adelante y tiras el triple si te llega el balón. Aquí es muy diferente y es donde tengo mis raíces, así es que eso me ha ayudado.

-¿El salto de LEB Plata a Oro es grande?

D. M.: Sí, bastante. Para empezar, es una categoría mucho más profesional. En Tarragona jugaba con alguien que trabajaba como pintor por las mañanas y por las tardes venía a entrenar. Y también cambia mucho el nivel de juego. En LEB Oro no haces bandejas tan fáciles como quisieras. En un entrenamiento llega Luis [Parejo] y te mete 20 tiros seguidos.

-Usted está derivando a hacer un poco de todo, con varios partidos superando los 5 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias...

D. M.: Con jugadores al lado que meten tanto, acabas dando asistencias. Y si algo me puso en la cabeza Ñete fue el tema del rebote porque al principio tuvimos problemas en este aspecto.

-¿Ven factible entrar en los ‘playoffs’?

P. O.: Miras la clasificación y ves que tenemos posibilidades muy reales de estar. Vamos a ver qué pasa con la lesión de Rolandas [Jakstas]. La intención es seguir trabajando como estamos haciendo hasta ahora.

D. M.: Yo quiero jugarlos.

P. O.: Yo también. Es que no veas como se iba a poner el Multiusos.

D. M.: El que venga aquí lo va a tener difícil para ganarnos.

-¿Están a gusto en la ciudad?

D. M.: Sí. La gente es muy acogedora aquí. Guille nos presentó a un par de amigos y solemos salir juntos.

-¿Les gustaría seguir la próxima temporada?

D. M.: ¡Claro! Tenemos solo firmado este año. Te marca mucho una carrera si «te haces de un club», aunque luego las circunstancias acaben llevándote aquí o allá. Siempre te va a gustar sentirte querido.

P. O.: Es muy importante estar cómodo en un sitio.