Explotó como lo hubiera hecho el mismísimo John McEnroe. Le faltó golpear con la raqueta algún objeto cerca del juez de silla brasileño Carlos Bernardes o insultar como hacía el legendario campeón estadounidense en sus buenas épocas. Nunca antes se había visto a Rafael Nadal tan fuera de sus casillas. En juego podía estar la clasificación para las semifinales de la Copa Masters que finalmente conseguiría al vencer al tenista checo por 7-6 (7-3) y 6-1, pero en ese momento el número uno del mundo defendía vehementemente una decisión que consideraba injusta y que podía complicarle el partido más de lo que estaba.

"¿Era un punto de match ball ?" preguntó con ironía un periodista en la sala de prensa ante la discusión que, no solo se montó en la pista, sino después cuando Nadal daba sus explicaciones a la jugada que, como dijo ya más frío, "finalmente no ha decidido nada". Pero cuando se produjo la situación había mucho en juego. El marcador estaba 6-5 y 15-15 para Berdych y el tenista checo envió una derecha muy ajustada al fondo de la pista que Nadal marcó con el gesto como fuera levantando el brazo. Bernardes la cantó fuera, pero Berdych, tras consultar con su banquillo, pidió una revisión que le dio la razón. Bernardes corrigió el marcador y dio el punto al checo y provocó el enfado de Nadal que se lanzó como una exhalación para protestar. "Mi duda no era esa bola, sino si la mía había entrado" razonaba admitiendo que "quizás con mi actitud he influenciado al árbitro, pero para eso están". Bernardes le dijo que había parado el punto y no había lugar a la discusión.

AMENAZA DE NO SEGUIR Entonces fue cuando Nadal le recriminó su decisión. "Me estás diciendo es una barbaridad, una locura", le dijo y al ver que no le hacía caso se dirigió a la banda a protestar al juez árbitro, Tom Barnes, que dio la razón al juez de silla. "Así no juego más", llegó a amenazar el número uno, aunque rápidamente desde su banquillo Toni Nadal le mandó que se olvidara y jugase al tenis.

Berdych le recriminó también su actitud tras el partido. "El árbitro le tuvo miedo, debió demostrarle que no puede hacer lo que quiera", dijo el checo que tuvo un rifirafe con Nadal cuando le ganó en el 2006 en el Masters 1.000 de Madrid y mandó callar al público. "¿Que he condicionado al árbitro? Probablemente pero el punto se lo han dado a Berdych. Me puedo equivocar pero creo que tengo todo el derecho de potestar. Si el árbitro está ahí es para algo", insistió Nadal.

El número uno respondió a esa decisión que creía injusta con una rabia incontenida en la pista. Le pegaba a la bola como si en ella viera la cara de Bernardes y Berdych pagó las consecuencias. Si hasta entonces el checo había mantenido un buen pulso con el mallorquín apoyado en su gran calidad tenística, un espectacular saqque y unos golpes planos que molestaban mucho a Nadal, mentalmente no aguantó la presión de la situación que se había provocado.

Nadal de 15 siguientes puntos en juego ganó 11 para apuntarse el tie break y el set que le daba la clasificación matemática para las semifinales. Y remató el partido en la segunda manga cediendo solo un juego más.