Rafael Nadal ganó en el desempate del tercer set al número uno del mundo, el suizo Roger Federer, en un partido de exhibición inédito hasta ahora, denominado Batalla de las superficies , que se disputó sobre una pista mixta de tierra y hierba en el Palma Arena ante unos 7.000 aficionados.

El tenista balear necesitó más de dos horas para resolver el partido a su favor, por 7-5 en 50 minutos; 4-6 en 35 minutos y 7-6 (10) en 1 hora y 10 minutos.

El último set tuvo un final electrizante, ya que Nadal y Federer dispusieron de hasta tres bolas de partido cada uno. A la postre, el de Manacor templó mejor los nervios y ganó el punto decisivo, precisamente cuando jugaba sobre la parte de tierra batida.

ADAPTACION Nadal demostró por qué acumula 72 partidos imbatido sobre tierra batida (el último lo perdió ante el ruso Igor Andreev en abril de 2005 en los cuartos de final del Torneo ATP de Valencia). Cada vez que le tocó jugar en esa superficie se le vio más cómodo, dominando el punto, pese a que Federer, que acumula 42 triunfos seguidos en hierba, restando en esa superficie no se lo puso fácil.

Nadal pegó palos contundentes desde la arcilla y adoptó una actitud más defensiva cuando se movió sobre la hierba. Esta superficie exige golpes más definidos, sobre todo, en la volea y desde el fondo.

Nadal ya empezaba a mentalizarse cuando se calzaba las zapatillas apropiadas para la hierba y Federer hacía lo propio en los momentos en que enfilaba sus pasos hacia la tierra batida.

Tras un intercambio de golpes para estudiar la situación, el mallorquín, con el apoyo ruidoso e incansable de sus paisanos, tomó la iniciativa, por supuesto, en los juegos que le situaron sobre su superficie favorita.

El suizo, dubitativo al principio, empezó a desplegar su juego tan característico, espectacular, académico, elegante, que provocó admiración.

La Batalla de la superficies tuvo una puesta en escena espectacular, con animadores micrófono en mano levantando al público de sus asientos y Nadal y Federer haciendo una entrada triunfal, al más puro estilo de los grandes combates de boxeo. Todo ello, con unas gradas repletas de aficionados que disfrutaron.