Rafael Nadal vuelve a Wimbledon con la ilusión de conseguir el título que más feliz le haría. El triunfo en el torneo de Queen´s, el primero que gana en hierba, le anima a conseguir un sueño que tiene desde que pisó el All England Tennis Club para jugar el torneo júnior (2003). Desde entonces no ha faltado a la cita y las dos últimas temporadas ha llegado a la final. A la tercera puede ser la vencida.

--"Nadal es el arquetipo del ganador y lo será siempre". ¿Qué le parece esta frase--¿Quién dice eso?

--Mats Wilander.--Bueno. Agradecido por lo que dice y más si viene de una persona como Wilander, pero yo no soy nadie para valorarla. Eso habría que preguntárselo a otros.

--Pues ahí va otra: "Rafa es un número uno en la pista y también como compañero".--¿De quién es?

--De Nicolás Almagro.--Número uno no lo soy, eso seguro que no (risas). Lo de buen compañero me gusta y me enorgullece, pero no es nada extraordinario. Soy como soy y además es que me he encontrado con un grupo de jugadores que todos nos llevamos muy bien. Somos gente bastante normal, colegas si se puede decir y eso hace la vida más agradable entre nosotros y permite que haya un buen rollo también en el circuito que es de agradecer.

--Un circuito que ya es su casa. ¿Cómo aguanta ese tipo de vida después de cuatro años?--Lo mejor que puedo. Ahora las sensaciones son distintas a cuando empecé. Tengo la misma ilusión y más experiencia. Pero lo cierto es que el marcador está a cero cada vez que empieza la temporada y no importa lo que hayas hecho el año anterior. Todo empieza de nuevo, pero es cierto que después de repetirlo varios años, te sientes desde luego más tranquilo.

--¿Esa tranquilidad le permitirá estar más confiado?--Yo nunca acabo de creer en mí mismo. Me pasa siempre. Sé que si hago las cosas bien, estaré entre los mejores, pero no dejo de tener la preocupación de saber qué pasará. Me pasa cada año.

--Acaba de cumplir 22 años. Ha madurado en la pista y fuera.--Sí. Ya no soy una promesa.

--Ahora reivindica sus derechos y quiere implicarse en el gobierno de la ATP. ¿Cuál es la razón?--No es una cosa solo mía. Nos hemos reunido con los jugadores para formar un grupo. He hablado con Federer de los problemas que tenemos en el circuito. Los dos pensamos que hay cosas que no están bien. Queremos dar nuestra opinión, lo que nos parece bien y lo que no.

--¿Cuáles son los problemas?--Principalmente tener unos representantes que en teoría son nuestros representantes y ver que, en realidad, no nos representan bien. No nos están informando de todo lo que está pasando y a veces incluso han votado cosas que nosotros no queremos, como el calendario, los formatos de los torneos y otras. Evidentemente hay que cambiar esa situación. Nos gustaría que las decisiones importantes que nos afectan las sepamos antes de que se firmen.

--En ningún otro deporte pasa eso, ni en la fórmula 1 ni en las motos o en el mismo fútbol.--Su caso es totalmente diferente. Las motos y los coches al final corren en distintos circuitos, pero siempre sobre el mismo asfalto. Nosotros, no. Nosotros jugamos en pistas diferentes, cemento, tierra, hierba, indoor y con cambios muy bruscos que no son fáciles de asimilar. Físicamente afectan a nuestro cuerpo. Los futbolistas conocen su calendario antes de empezar, las competiciones que jugarán y lo que van a cobrar por eso. Para nosotros es muy distinto. Dependemos de nuestros resultados deportiva y económicamente. Hay una clasificación y para estar arriba hay que ganar cada año. Hay distintas lesiones, posibles problemas y eso obliga a variar nuestro calendario en medio de una temporada o cuando sea.

--¿Cómo puede solucionarse?--Eso es muy difícil. Soy el primero en reconocer las dificultades para encajarlo todo. Pero hay cosas que sí pueden evitarse. Lo que ha sucedido este año en la gira europea de tierra no se puede tolerar otra vez. Por eso nos hemos unido todos. No es lógico que en la gira americana de marzo se hagan dos torneos en un mes para no coincidir con el campeonato universitario americano de básquet y por culpa de eso el calendario europeo de tierra sea de locos, sin tiempo para descansar en una superficie que es la que más desgasta. Eso hay que cambiarlo.

--En España también ha hecho escuchar su voz contra el presidente de la Federación Española de Tenis, Pedro Muñoz.--Cuando una cosa creo que no está bien, lo digo. Ese señor nos mintió y después ha tenido un comportamiento inaceptable con la mayoría de jugadores. Los mensajes que envió a algunos son de una falta de respeto increíble. Creo que hicimos lo que teníamos derecho a hacer. No nos sentimos representados por él.

--La temporada es muy intensa y eso puede afectar el rendimiento en objetivos como Wimbledon o los Juegos. ¿Qué espera de esos próximos retos? --Wimbledon lo afronto con mucha, mucha, ilusión. La hierba no es una superficie muy favorable para mí, pero si me encuentro en buenas condiciones pienso que tengo opciones.

--¿A qué aspira?--A todo. Los últimos dos años he llegado a la final aunque eso no es ninguna garantía porque es un torneo muy difícil y cualquier error te deja fuera. Me gusta la hierba, pero al principio es un calvario. Después, si logras pasar un par de partidos, ya te sientes más confiado. De todas formas, cada año jugar en Wimbledon es una incógnita.

--¿Y en los Juegos Olímpicos?--Tengo muchas ganas de participar. Me encanta la posibilidad de jugar el torneo olímpico. Es una experiencia única que solo puede vivirse cada cuatro años y tengo muchas ganas de poder estar en Pekín, convivir con otros deportistas, vivir ese ambiente especial, estar en la villa, ver las otras competiciones. Será algo distinto a todo. Estuve en Atenas, pero apenas los pude vivir.

--De momento, su temporada es excelente, ¿no?--Es muy buena hasta ahora. Lo peor fue el principio del año. No los resultados, sino mi juego. No estoy satisfecho de cómo perdí las semifinales en Australia, en Indian Wells y la final de Miami. La forma de perder esos partidos no me gustó. En los tres partidos importantes no estuve bien y no estoy orgulloso de eso. Fue mi punto negro. El resto de la temporada ha ido como quería, a excepción del torneo de Roma, que perdí pronto, pero eso fue un problema físico.

--Precisamente por jugar demasiados partidos seguidos.--Sí. Este año ha sido una barbaridad. En los últimos cuatro meses no he parado de jugar. Creo que solo he pasado 10 días en casa desde que comenzó el año. He competido casi todos los días y eso es muy duro, mental y físicamente.

--¿Y cómo lo aguanta ¿Lleva cuatro años sin parar?--Bueno... lo llevo bien. Eso lo sabía cuando empecé como profesional. Es lo que toca. Me mentalizo para valorar que es una etapa de mi vida, que tarde o temprano, ojalá que sea muy tarde, se acabará y que después habrá tiempo para estar en casa con la familia y los amigos. Hay que estar preparado para todo.

--¿Qué es lo que más le gusta de esta vida?--Me gusta la competición. Eso es lo fundamental para mí. Después estoy en la profesión que siempre había querido estar y al nivel máximo que se puede estar. No me puedo quejar. Sería un pecado.

--¿Acceder a usted ahora parece más complicado?--No creo. Es bastante fácil de entender aunque a veces los periodistas y alguna gente no lo entienda. Mi trabajo se ha multiplicado para atender a todos, patrocinadores, prensa, aficionados... Se hace complicado, pero yo soy igual. No creo haber cambiado nada. Cuando se trabaja con esa intensidad se necesitan espacios para uno, para estar tranquilo en casa y tener tiempo libre para hacer otras cosas. Si no tienes ese tiempo libre, luego se acusa en la pista.

--¿Qué le gustaría cambiar?--Me gustaría ir un día al entrenamiento y no tener siempre cámaras filmándome o después tener que hacer una hora de entrevistas. Sé que a la gente le cuesta entender eso, pero hay que entenderlo. Y si no lo entienden, mala suerte. Si este año apenas he estado 10 días en casa para descansar, me gusta poder hacer lo que quiera y no estar controlado o seguido. Yo no he cambiado para nada y los que están a mi lado lo saben perfectamente.

--¿Si solo pudiera conseguir un triunfo más hasta el final de su carrera, cuál elegiría: una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, el título de Wimbledon o ser número uno?--¡Wimbledon! Si solo pudiera lograr un triunfo más en mi vida, eligiría Wimbledon, seguro; y la medalla, el que menos de los tres.

--¿Por qué?--Wimbledon es el torneo que quiero ganar desde que empecé en esto del tenis y uno de mis objetivos en mi carrera profesional. Hacer algo en los Juegos sería muy bonito, pero creo que en el tenis se valoran a otro nivel. Mientras que el número uno es algo por lo que lucho desde hace tiempo, pero que no depende solo de mí. Posiblemente ya lo habría sido si no estuviera Federer. De todas formas, alcanzarlo alguna vez sería un premio a todos estos años de trabajo.