Dice Ramón Silva Díaz (27-2-1977, Figueras, Girona) que se siente es muy de Don Benito, «aunque también ustedes, los de Cáceres, me están tratando muy bien y me encuentro fantásticamente», acota. El protagonista de esta historia de integración y deportividad lleva a gala haber sido el primer «gitanillo futbolista federado de Extremadura», según su propia expresión. Además, su actual club, el de la Asociación de Deportistas contra la Droga, alardea de tener «un gran delegado, que además hace de todo», presume el presidente y fundador del colectivo en el ya lejano 1991, Diego Soria.

En Cáceres lleva viviendo diez años. Tras una primera etapa de tres «en la Charca Musia», los siete últimos han sido en su vivienda social de la calle Juan García García, en la populosa barriada de Aldea Moret. Allí es feliz con su mujer, la azuagueña Soledad, y sus tres hijos, aunque todo podría ir a mejor, ya que actualmente se encuentra en el paro. «Estoy buscando trabajo», recuerda. Su promesa, clara, algo que refrenda y avala con complicidad Soria: se trata de una persona formal y seria.

Mientras tanto, en su furgoneta lleva y recoge a casi todos los niños del equipo cadete, donde juega su hijo mediano, de su mismo nombre, «con más calidad que yo, aunque no con mi carácter, velocidad y gol». Soria dice distendidamente que a veces los equipos de su club «son como una ONU», también con varios «moritos» de buenas condiciones técnicas y físicas.

Ramón es un tipo abierto, sencillo, agradable, «con diez años cotizados» y que ha trabajado también en Cáceres en el Club Hípico Monfragüe y en Construcciones Sevilla Nevado. Como delegado del equipo de la Asociación de Deportistas contra la Droga ejerce desde hace dos años sin problema alguno, más bien justamente lo contrario. Si acaso, afirman, algún enfrentamiento dialéctico por la poca tolerancia de un colegiado cacereño, aducen.

«A mí me encanta el deporte, y todo el mundo me conoce por esto en Extremadura; me llevo maravillosamente con todo el mundo», dice de sus tiempos como futbolista, que tuvo que dejar para irse al campo. «Mis padres necesitaban que trabajara como jornalero». Su esposa, con la que lleva 20 años casado, también hizo lo propio. Y es que él se jacta de que no por ser gitano se iba a tener menos espíritu positivo a la hora de trabajar, como establecen clichés. Y, apurando, su cónyuge más. «Mi mujer ha cotizado 17 años», afirma.

Con Patri

«Como futbolista, era bueno. Si no, lo puedes preguntar». En el Gimnástico Don Benito coincidió con un clásico del fútbol regional, Patri, recientemente retirado y que entrena al Don Benito «y que llegó a Segunda en el Elche», Santi Gallego y Juanlu Ledesma, recuerda él mismo.

«Estoy muy contento de hacer lo que hago en este club», dice ante la mirada satisfecha de Soria, que argumenta que su actitud es siempre la mejor.

La Asociación de Deportistas contra la Droga continúa así con su labor deportivo-integradora, con varios futbolistas de relevancia que han militado en diferentes clubs de relevancia. Actualmente, la asociación tiene siete equipos, con más de 110 niños en liza. Uno de ellos es de baloncesto infantil, que conduce la histórica eterna capitana del Al-Qazeres, Jara Salgado. Es la otra cara del deporte en Extremadura, en la que la integración está triunfando, desde luego. Pero Ramón es especial, muy especial. Un ejemplo a seguir.