Nada menos que 28 pases y 65 toques de balón precedieron al golazo de Sergio Ramos a Dinamarca en Aarhus en el partido que dio paso a la remontada española hacia la Eurocopa, allá por octubre del año pasado. Fue calificada como la jugada perfecta y supuso también el reflejo fiel de lo que significa el lateral del Madrid en el juego de ataque de la selección.

Hoy su papel está en entredicho. Luis Aragonés le reprende unas veces por subir demasiado, otras por no hacerlo, y, para rematar, le apunta como responsable de los goles que encaja Casillas. Lo hizo después del partido contra Rusia y se contuvo para no hacer lo mismo ante Suecia, en el que un fallo suyo permitió a Ibrahimovic empatar.

"El gol es un error, pero no de él sino de toda la defensa", dijo ayer el seleccionador, que insiste en que Ramos tiene libertad plena para ir hacia arriba. "Lo que tiene que saber es el momento en que tiene que hacerlo y eso es lo que se habla con él. Tiene que subir cuando el extremo se mete hacia el centro y le despeja el terreno. Eso no tiene nada que ver con que luego lleguemos tarde, nos tiremos al suelo...", añadió Luis, reiterativo a la hora de subrayar que Ramos debe ser receptivo a sus indicaciones: "Por su temperamento quiere ir siempre arriba, pero tiene que escoger bien. Lo único que hacemos es darle consejos. Cuando lo hace en su momento, hace daño. Es importantísimo para nosotros".

Por lo que sea, el jugador no capta el mensaje de Aragonés. "Me puede molestar no saber lo que quiere porque un día dice una cosa y otro la contraria. Lo bueno es que si quiere algo te lo dice a la cara. Tengo que defender, pero en nuestro sistema tengo que subir cuando tengo la banda libre", dijo Ramos tras el partido de Rusia.