Raúl cumplirá 29 años mañana coincidiendo con una cita histórica, en pleno Mundial y con Francia como rival y saludando a Zidane, un buen amigo, en el sorteo de capitanes delante del árbitro. Llega con ganas, con ilusión, tras superar una grave lesión que le llevó a pensar en un primer momento que se podría perder el campeonato. Ha gastado muchas horas en el gimnasio, en la sierra, en invierno caminando por la nieve, ha fortalecido la rodilla. Todo ese trabajo lo ha hecho justo para eso: para estar en Hannover y soñar con Brasil en los cuartos de final.