Los que piden la cabeza de José María Rebollo pueden aludir a las sensaciones, a los resultados de los últimos partidos o lo que quieran, pero no a los puntos conseguidos a estas alturas. El Cacereño contabiliza exactamente los mismos (38) que en la decimosexta jornada de la temporada 2016-17, cuando el técnico era Adolfo Muñoz. También clava prácticamente el número de goles conseguidos y encajados, siendo la diferencia más sustancial el hecho de que en aquel entonces era líder con un punto de ventaja respecto al Badajoz y ahora es segundo con tres menos que el Moralo.

Tanto ahora como hace doce meses el número de victorias (12), empates (2) y derrotas (2) era exactamente el mismo. En cuanto a lo sucedido en las áreas, las diferencias no son significativas: el de la campaña 2016-17 era un poco más anotador (29 por 27 ahora) y había encajado un gol menos (6 a 7).

La decimosexta jornada también fue maldita hace un año, con un empate en la visita al Extremadura B (1-1) que permitió que el Badajoz se acercase a un solo punto (victoria ante el Amanecer, 0-2).

Lo más curioso de este Cacereño contemporáneo es que, muy cerca de completar la primera vuelta --el próximo domingo se mide al Aceuchal a las 16.30 horas en la Ciudad Deportiva-- haya perdido casi todos sus puntos de forma inesperada. Si se tienen en cuenta los resultados ante los ocho primeros clasificados, al único al que no ha sometido ha sido al Moralo (0-0 en el Príncipe Felipe). Lo que ha hecho que las críticas se multipliquen han sido las derrotas en los dos últimos partidos a domicilio, frente a Santa Amalia y Trujillo (ambas por 2-1).