Ocurra lo que ocurra hoy en el quinto partido de los cuartos de final frente al CAI Zaragoza, la temporada del Plasencia Galco ha brillado por méritos propios de forma impresionante y relativamente inesperada. Fue subcampeón de la Copa Príncipe de Asturias --cayó en la final en cancha maña precisamente ante el CAI-- y marchó líder de la liga regular en la LEB durante la mayor parte de las jornadas, aunque finalmente acabó en tercer lugar.

Todo esto con un presupuesto bajo mínimos y una afición absolutamente entregada que ya inició su enamoramiento por el baloncesto la temporada pasada, cuando se estuvo al mismo nivel, pero en la Liga LEB-2.

El mérito es de todos: un entrenador como Dani García que aprovecha al máximo los recursos, una junta directiva que no se mete en proyectos faraónicos imposibles de financiar y, por supuesto, un grupo de jugadores esforzados y, en algún caso, tan carismáticos como el base argentino Nicolás Gianella, gran líder del equipo.