Sobradamente conocido por sus virguerías con el balón, ayer Cristiano Ronaldo asombró con un nuevo regate. Y no fue en un terreno de juego, sino a las puertas de un juzgado al que estaba citado a declarar y donde dio tremendo plantón a los cientos de periodistas y fans que le esperaban.

Un montaje, un show, un circo. Así se puede definir lo que se montó ayer alrededor del juzgado de Pozuelo de Alarcón. El astro portugués estaba citado a las 11.30 por la jueza Mónica Gómez Ferrer para contestar a las preguntas de la magistrada, de los abogados del Estado y de la fiscalía, que le acusa de un presunto delito de fraude fiscal.

Las circunstancias no eran las más halagüeñas. El astro, acostumbrado a los baños de masas, debía bajar al mundo terrenal para declarar ante una jueza a la que poco le importan los balones de oro que acumule.

DECIDE LA JUSTICIA / Durante hora y media, Cristiano declaró y hasta se encaró con la magistrada. «Si no me llamara Cristiano, no estaría aquí», le espetó a la jueza. Antes de que el portugués pegara un grito como cuando marca un gol, la magistrada le paró los pies: «No se equivoque. Como usted, se han sentado ahí otras personas anónimas. Usted está siendo encausado e investigado por un presunto delito fiscal, según las pruebas que aporta la fiscalía y sobre eso tendrá que decidir la justicia».

En la sala, Cristiano rechazaba un intérprete antes de explicar a la jueza el origen de esa estructura fiscal que montó en Irlanda y en las islas Vírgenes, motivo por el que la fiscalía le denunció por creer que se aprovechó de esa estructura para ocultar a Hacienda las rentas generadas en España por sus derechos de imagen: 1,3 millones de euros en el 2011, 1,6 en el 2012, 3,2 en el 2013 y 8,5 millones en el 2014. Ronaldo justificó esas sociedades por consejo de sus abogados y aseguró que datan de cuando jugaba en el United.

PENAS DE CÁRCEL / Sabe que el supuesto delito puede conllevar penas de prisión de entre 15 meses y siete años de cárcel, aunque Cristiano podría evitar la prisión si reconoce los hechos y pacta el pago de una multa de unos 29 millones de euros. No parece que ese sea el camino elegido por el delantero portugués a juzgar por el comunicado que dio a conocer, el mismo que iba a leer en ese atril al más puro estilo norteamericano antes de que un miembro de la empresa de Cristiano cercenara todas las expectativas, tanto de la prensa como de los curiosos. «Ronaldo acaba de declarar durante una hora y media y ya está camino de su casa», dijo Iñaki Torres, jefe de comunicación de Gestifute.

BRONCA AL FINAL / Hubo pitos y bronca casi general poco antes de empezar a desmontar el chiringuito. Hasta la prensa extranjera mostró su pesar por no poder escuchar a Cristiano. Se tuvieron que conformar con leer la nota en la que el jugador se declaraba inocente. «No he tenido intención de evadir impuestos. La Hacienda española conoce en detalle mis ingresos. Jamás he ocultado nada y siempre hago mis declaraciones de impuestos de manera voluntaria», decía Cristiano en su comunicado.

Era el cierre a un montaje, un nuevo golpe de efecto del clan Cristiano, que llegó acompañado por un amigo y por Julio Cendal, jefe de seguridad del Madrid.

Cristiano Ronaldo es el más ilustre de los representados por Jorge Mendes que tiene problemas con Hacienda, pero no el único. De hecho, son muchos los pupilos del todopoderoso agente portugués que han topado con la justicia por no cuadrar sus cuentas con el fisco. Uno de los más recientes es José Mourinho, denunciado hace apenas un mes por la fiscalía por no declarar 3,3 millones de euros en los años 2011 y 2012, es decir cuando entrenaba al Real Madrid. También de Gestifute, la empresa de Mendes, son otros portugueses perseguidos por Hacienda como Pepe, Coentrao y Carvalho, además del argentino Di María y el colombiano Falcao.