"El fútbol corre un peligro muy, muy serio, ya que los hombres que han destruido varios campeonatos en Asia están llegando a Europa". Con esta frase Declan Hill, investigador canadiense, resume la vinculación existente entre las mafias de apuestas ilegales y el fútbol. Sus palabras no son fruto de una mera intuición, sino que se derivan de un trabajo de investigación de más de tres años que se recoge en su libro El arreglo: el fútbol y el crimen organizado , publicado hace dos meses en Alemania.

Según Hill, doctor en la Universidad de Oxford, las mafias organizadas se han enquistado en el mundo del fútbol, moviendo cifras millonarias para sobornar jugadores, árbitros y dirigentes con el objetivo de asegurar resultados y ganar grandes cantidades de dinero. "El fútbol europeo es como una tienda de caramelos que tiene las puertas abiertas para estas organizaciones", sostiene.

Tras investigar la corrupción en el hockey sobre hielo en EEUU, Hill se centró en el fútbol. Se fue a Asia porque allí habían explotado los escándalos de arreglos de partidos, especialmente en Tailandia, China, Malasia y Singapur. Explica algunas de sus experiencias sin revelar las verdaderas identidades de los apostadores por miedo a ser asesinado. El caso central de su obra es el Brasil-Ghana del pasado Mundial (3-0). Hill asegura que el entrenador de la selección sub-17, Abukari Damba, fue contactado por los apostadores. Brasil tenía que ganar por al menos dos goles, algo que parecía lógico, aunque los africanos fallaron muchas ocasiones. La FIFA abrió una investigación.

También puso en cuestión otros dos partidos del Mundial: el Inglaterra-Ecuador (1-0) y el Italia-Ucrania (3-0).