El Cacereño recurrió para la campaña 2001-2002 a un entrenador local que ya había tenido éxito en el banquillo verde en otras ocasiones: Angel Marcos. Configuró un equipo a su estilo : gente joven, hambrienta , más barata que la de la temporada anterior. Y la fórmula volvió a triunfar con un ascenso lleno de goles (con la explosión de Enrique como protagonista) y con sus dosis de fortuna (los dos partidos ante el Málaga B en la liguilla se ganaron en el descuento). Lo mejor de todo fue que el público empezó a regresar a un estadio del que había desertado paulatinamente en la década anterior.